Como cualquier ser vivo, también el gato puede sufrir distintos tipos de afecciones o problemas en su salud a lo largo de su vida, causadas por motivos genéticos, ambientales o sanitarios, por lo es conveniente que los propietarios de estos felinos tengan una noción básica de los principales síntomas que podrían estar advirtiendo de la presencia de una patología en su mascota.
Trastornos auditivos: en este caso el gato podría esta sufriendo problemas en el odio que le dificulten la audición y riesgo de infecciones o complicaciones mayores. Producción en exceso de cera oscura y secreciones, además que el gato se rasque o ladee de forma extraña la cabeza, son algunos síntomas que podrían estar anunciando un problema auditivo.
Inconvenientes respiratorios: respiración con mucha dificultado, espasmódica y produciendo quejidos; tos crónica y estornudos; presencia de fiebre y secreciones.
Afecciones en la piel: presenta alopecia o pérdida de pelo, se rasca o limpia constantemente, presenta zonas calvas o con piel escamada, parásitos.
Problemas digestivos: Falta de apetitito, heces sanguinolentas y/o diarrea, vómitos constantes, estreñimiento.
Trastornos del sistema nervioso: irritación extrema en la dermis, ataques nerviosos o cuadros convulsivos, temblores y espasmos musculares, parálisis.
Enfermedades cardiovasculares: encías azuladas, dificultades para respirar, indisposición para moverse, desmayos y colapsos.
Afecciones del aparato reproductivo: hinchazón en testículos y glándulas mamarias, secreciones anormales, presencia de sangre en genitales.
Parásitos internos: heces con presencia de lombrices o parásitos, hinchazón abdominal, perdida abruta de peso, diarrea constante, acné en la zona anal así como lamido o frotación constante de ésta.
Disfunciones del aparato urinario: sed excesiva, orina con presencia de sangre, producción excesiva de orina o incontinencia.
Problemas musculares u óseos: cojera, paso inestable o reticencia a realizar actividades físicas, zonas sensibles o con presencia de dolor, patas u otras partes del cuerpo inflamadas.
Trastornos de conducta: comportamiento huidizo, exceso de sueño, consumición de agua en exceso, falta de apetito, aullidos y reticencia a salir a la calle.
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