Muchos piensan que a un gato no se le puede enseñar nada, pero esta creencia se aleja bastante de la realidad. Si bien los gatos no tienen la misma predisposición a aprender órdenes como los perros, esto se debe más a su naturaleza independiente y a su instinto, no a una falta de inteligencia. Con el enfoque adecuado, paciencia y refuerzos positivos, es sorprendente lo que un felino puede llegar a aprender y cómo puede mejorar la convivencia en casa.
¿Cómo aprenden los gatos y qué puedes enseñarles?
El aprendizaje en los gatos se basa fundamentalmente en la experiencia y la asociación. No buscan agradar, pero sí repiten acciones que les proporcionan algo positivo. Por eso, el adiestramiento por castigo raramente funciona y puede afectar la confianza entre humano y animal. En cambio, el refuerzo positivo (premios, caricias y juegos) será la base de cualquier avance.
Se pueden enseñar desde normas básicas de higiene hasta trucos avanzados o comportamientos sociales. Es clave la coherencia, la paciencia y el respeto por los tiempos del gato. Actuar siempre en el momento correcto, sin castigos físicos ni gritos, es fundamental, ya que los gatos pueden asustarse y asociar experiencias negativas a las personas.
Aprender a usar la bandeja higiénica
Este es uno de los primeros aprendizajes que debe interiorizar un gatito. A partir de las 3-4 semanas puedes empezar a ponerlo en la bandeja después de cada comida o cada vez que veas señales de que va a hacer sus necesidades. Premiarle con caricias suaves o una pequeña golosina justo después refuerza la conducta de forma muy eficaz. Mantén la bandeja siempre en el mismo lugar y limpia, pues la higiene es crucial para ellos.
Enseñar trucos simples: ¡Dame la pata!
Para lograr que un gato te dé la pata, utiliza premios, repetición y un tono de voz suave. Extiende tu mano y, cuando el gato ponga la pata sobre ella, di la palabra clave (por ejemplo, «pata») y dale su recompensa. Usar siempre el mismo tono y las mismas palabras ayuda a que el animal relacione el gesto con la orden y el premio. No todos los gatos reaccionan igual de rápido; si se acicala o se distrae, haz una pausa y vuelve a intentarlo más tarde.
Agility y juegos de destreza para gatos
El agility felino es un reto divertido que estimula física y mentalmente. Puedes empezar con obstáculos simples y aumentar la dificultad progresivamente. Utiliza premios y refuerzos positivos cada vez que supere un reto. Estas sesiones también refuerzan el vínculo con tu gato y, además de mejorar su destreza y confianza, ayudan a canalizar su energía de manera constructiva.
Claves para una educación eficaz y respetuosa
Los gatos aprenden mediante la repetición y la rutina. Dedica cada día unos minutos a la sesión de entrenamiento y termina siempre con una experiencia positiva, aunque haya pequeños retrocesos. Socializar a tu gato desde pequeño, exponerle a diferentes personas y situaciones, y proporcionarle juguetes adecuados, fomenta su aprendizaje y reduce problemas de comportamiento.
Es preferible corregir conductas no deseadas con experiencias desagradables (olores, texturas, sonidos que no les gusten), pero nunca con castigos físicos ni gritos. Si el gato, por ejemplo, araña muebles, puedes emplear repelentes específicos, papel de aluminio o cintas adhesivas en el área para que asocie esa zona con una sensación incómoda y prefiera utilizar su rascador.
Educar a un gato es un proceso basado en la paciencia, el respeto y la constancia. Cada felino tiene su propio ritmo y carácter. Siguiendo estas recomendaciones, no solo conseguirás que tu gato aprenda comportamientos útiles o divertidos, sino que profundizarás el vínculo y la confianza mutua, creando una convivencia mucho más plena y feliz. Si, pese a todo, encuentras dificultades, puedes consultar con un veterinario o etólogo especializado en comportamiento felino.