Los gatos son curiosos por naturaleza y a menudo se meten en líos, en casa y fuera de ella. Todo el que tenga un gato debe de estar bien preparado para emergencias potenciales y para administrar primeros auxilios que le pueden salvar la vida al felino en caso de quemaduras.
Los gatos suelen evitar el calor intenso, pero ocasionalmente ocurre un accidente debido a chispas procedentes de un fuego, o si se cae agua hirviendo o aceite caliente y le pueden llegar a causar quemaduras muy graves.
En estos casos hay que aplicar agua corriente fría sobre las partes afectadas durante unos minutos, y luego ir inmediatamente al veterinario. No aplicar nada más a la herida. Las quemaduras químicas deben tratarse igual. Recuerda protegerte las manos con guantes de goma cuando se manipule al gato. Si sabes con el producto químico que se ha quemado, es importante informar al veterinario, porque de ello dependerá el tratamiento de la lesión.
Las quemaduras también pueden ser causadas por una descarga eléctrica, normalmente sufrida al masticar un cable eléctrico, en cuyo caso probablemente sufra quemaduras en la boca. Cuando sucedan estos casos lo primero hay que cortar la corriente. Eso hará que la zona sea segura para ambos. Si el gato no respira, puede necesitar reanimación cardiopulmonar (es una combinación de respiración boca-nariz y masaje cardíaco, similar al que se le realizan a las personas en caso de parada cardíaca), seguida de atención veterinaria.
Las quemaduras solares son normales en climas soleados y frecuentes en general en gatos de orejas blancas o de color claro. Lo adecuado es darle con crema solar especial para gatos, con factor de protección muy alto. Si por el contrario las orejas siguen quemándose, lo mejor es no dejarlo que salga al sol y en casos graves siempre acudir al veterinario.