Con la llegada del otoño se pueden avecinar también problemas de salud para nuestro querido gato, sobretodo si es muy sensible al frío. Durante estos meses y hasta que las temperaturas vuelvan a subir, lo veremos que busca cualquier rincón donde pueda sentirse bien: debajo de las mantas, cerca de una estufa, en nuestro regazo…
Si nos descuidamos, la temperatura corporal del felino podría bajar peligrosamente, causándole una hipotermia. ¿Qué hacer en estos casos?
La temperatura corporal de un gato adulto sano es de 38 grados centígrados. Sin embargo, en el caso de que esté en el exterior y se ponga a llover, o si accidentalmente somos nosotros que lo mojamos, su cuerpo comenzará a quemar sus fuentes de energía para mantener esa temperatura. Esto no supondrá un problema si lo secamos inmediatamente, pero si no lo hacemos, de 38ºC podría pasar a tener 36ºC; es decir, que tendría hipotermia.
Los síntomas de la hipotermia en gatos son muy variados: temblores, aletargamiento, desorientación, desmayo, y, si la situación es extremadamente grave, coma y muerte.
¿Qué hacer? Actuar. Hay que atender al gato de inmediato, secándolo a consciencia si está mojado con toallas secas, y envolviéndolo con una manta para que esté bien protegido del frío. También es muy recomendable cogerlo en brazos y tenerlo sobre nuestro regazo, pues nuestro calor corporal le ayudará a recuperar su temperatura corporal normal. Si no mejorase, deberemos de llevarlo al veterinario lo antes posible, ya que de lo contrario podríamos poner en riesgo su vida.
Evitar que el gato pase frío es realmente muy sencillo: bastará con dejar que se acurruque donde más le guste y no dejar que salga a la calle si es friolero o si hay previsión de lluvias. Asimismo, seguro que también disfrutará tumbándose cerca de la calefacción mientras le damos unos cuantos mimos 🙂 .