¿Cómo controlar una plaga de gatos?

Gato en el campo

Los gatos, aunque no nos guste nada pensar en ello, se pueden convertir en una plaga. Son animales cazadores que, por sus características físicas, tienen la capacidad de poder acechar y atrapar a aves, y a pequeños mamíferos, como los roedores. Esto ha supuesto que varias especies estén en vías de extinción, lo cual no es bueno para los ecosistemas que habitan.

Sin embargo, se pueden hacer muchas cosas para controlar la población gatuna. El acabar con sus vidas no es una de ellas. En este blog, si bien solemos centrarnos en los cuidados y curiosidades de estos magníficos animales, vamos a hablar de la plaga de gatos, de qué impacto tienen en los hábitats de otras especies y qué es lo que podemos hacer para solucionar este problema.

El gato, un animal cazador

Gato adulto silvestre

No hay más. El Felis catus es un gato, y como todos los miembros de la familia Felidae es un cazador. Su alimento es la carne de otros animales, a los que acecha y atrapa cada vez que tiene la necesidad de alimentarse.

Su sentido del oído está muy desarrollado, tanto es así que puede escuchar el sonido de un ratón a 7 metros de distancia, y su visión es asombrosa: aunque durante el día vea como alguien que haya perdido las gafas, es decir, que puede distinguir lo que tiene delante pero no lo verá con nitidez, durante la noche ve de una manera similar a como lo haríamos nosotros si viéramos a través de unas gafas con visión nocturna.

A todo ello hay que añadir que tiene un cuerpo fuerte pero ágil, y a unas patas que si las tuviéramos seríamos unos excelentes saltarines, pues seríamos capaces saltar muy, muy alto, más de 2m. De modo que estamos ante un animal al que no le resulta difícil cazar aves ni pequeños animales.

Los gatos callejeros, ¿un verdadero peligro para la fauna?

Gato callejero en Madrid

Lamentablemente, tenemos que decir que sí. Así lo demuestran varios estudios, como el que se publicó en la revista Proceedings of the National Academies of Science: los gatos son responsables de llevar a la extinción de al menos 63 especies. Tan sólo hay un animal que lo supera: las ratas, que han hecho desaparecer 75 especies en los últimos 500 años.

Por eso, en algunos países se ha tomado la dramática decisión de exterminar a los gatos. En Australia, en el año 2016 eliminaron a 2 millones de ejemplares. Y es que hay que tener en cuenta que una gata puede tener de dos a tres partos al año, y cada vez puede tener de 1 a 12 crías, las cuales en tan sólo seis meses podrán tener sus propios cachorros.

El problema es muy serio. Pero lo es aún más cada vez que un humano abandona a su gato, o no lo castra y lo deja salir al exterior. Sí, efectivamente: el ser humano es el responsable directo de estas extinciones, no el felino. El felino al fin y al cabo hace lo que le manda su instinto. Las personas podemos cambiar esto.

¿Cómo controlar la población felina?

Gatito atigrado en el césped

Castrando, tanto a machos como a hembras, antes de que tengan el celo lo cual suele ocurrir a la edad de seis meses. Esta es la medida más eficaz para evitar que nazcan más gatitos y que éstos acaben, también, viviendo (o, mejor dicho, malviviendo) en la calle.

La castración es una operación quirúrgica que se hace bajo anestesia general en la que el veterinario extirpa las glándulas reproductoras del gato. Así, se evita que tenga el celo y todo lo que eso conlleva (deseos de buscar pareja, agresividad en los machos, maullidos fuertes y molestos por la noche), y la posibilidad de que tengan camadas.

Todavía hay quien piensa que una gata debe de tener al menos una camada antes de operarla, pero eso no corresponde con la realidad. Los gatos viven el momento; no piensan en el futuro. Si ahora no tienen gatitos que cuidar, no dedicarán tiempo a eso pues sería una pérdida de energía sin motivo.

Pero la castración no es la única medida que se ha de tomar. También es muy importante hacer campañas de tenencia responsable de animales de compañía con el fin de evitar el abandono. Cuando se decide tener a un animal, en este caso a un gato, en ese mismo momento se adquiere una responsabilidad y un compromiso que debería de durar hasta que fallezca. Los animales no son objetos. No son como unos zapatos que si no te gustan los puedes devolver, no.

Si decides convivir con un gato, debes de estar dispuesto/a a cuidarlo durante toda su vida. Se lo merece.

¿Qué se puede hacer para repeler a los gatos?

Gato callejero tras una planta

Si no quieres tener gatos en tu jardín hay varias cosas que puedes hacer:

  • Planta setos altos: cipreses o tejos son los más recomendados, ya que por sus características con el tiempo formarán una barrera natural que impedirá a los gatos pasar.
  • Pon algunos cítricos: el olor de sus frutas les disgusta enormemente.
  • Espolvorea un poco de pimienta, mostaza seca o café molido: por separado o combinados, serán unos muy buenos repelentes.
  • Consigue lavandas, romeros y/o citronela: son plantas de muy fácil cultivo a los que a los gatos no se acercarán. Puedes ponerlas en aquellas zonas donde no quieres que vayan.
  • Utiliza un repelente químico: en tiendas de animales encontrarás a la venta sprays repelentes que puedes usar sobre las superficies (nunca sobre las plantas ni las macetas, pues podrías perjudicarlas).

Conclusión

Gato callejero naranja y blanco

Los gatos pueden causar mucho daño en un ecosistema, pero se debe pensar siempre en que el problema, en realidad, lo estamos causando nosotros al dejar que críen sin control. Muchos de estos gatitos, aunque los adopten, volverán a vivir en la calle o en un refugio porque todavía se piensa que son como objetos de decoración.

Sólo con respeto hacia el Felis catus podremos evitar que más animales terminen extinguiéndose.


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