A veces nuestro querido amigo no se levanta muy animado. Su mirada refleja tristeza, apatía, y tal vez enfermedad. Pasan las horas y vemos que se pasa la mayor parte del tiempo en su cama, descansando, y que sólo se levanta para ir a beber o comer un poco. ¿Cómo ayudarle?
Si mi gato está apagado, lo primero que hay que hacer es descubrir qué le ocurre, pues puede ser que simplemente tenga un día malo, pero podría ser que estuviera realmente enfermo y que necesitara ayuda.
Los gatos son expertos en fingir. Ocultan muy bien su dolor, de modo que saber qué les ocurre a menudo no es nada fácil. Por eso, tenemos que fijarnos mucho en sus movimientos, ya que si su rutina cambia, aunque sea un poco, podremos sospechar, o al menos intuir, que les puede pasar algo. Además, hay que tener en cuenta que son muy sensibles, mucho más de lo que aparentan ser. Las mudanzas, las pérdidas o las separaciones, así como el estrés o la depresión de algún miembro de la familia les puede afectar mucho.
Pero si la familia lleva haciendo vida normal y no ha pasado nada, entonces es más que probable que tengan alguna enfermedad que requiera atención veterinaria. Para confirmarlo, deberemos mirar si tiene fiebre, y estar atentos por si vomitan, tienen diarrea o no quieren comer, pues esto deberemos de comunicárselo al veterinario para que pueda darnos un diagnóstico y ponerlos en tratamiento.
Por otra parte, es necesario que sepas que hay medicamentos y vacunas que pueden causar apatía o letargia. Consulta siempre con tu profesional veterinario de confianza. De esta manera, si tus peludos no se encuentran bien sabrás por qué ha sido y cómo actuar para que mejoren.
Y, por supuesto, si están apagados hay que hacerles mucha compañía y darles muchos mimos. Necesitan saber que estamos a su lado, ahora más que nunca. Intentaremos darles pienso húmedo para gatos que no tengan cereales con el fin de que coman, y los mantendremos en una habitación cálida y tranquila.
Así, poco a poco irán mejorando.