De los 100 millones de felinos aproximadamente del mundo, los que no tienen pedigrí superan con mucho a los que sí lo tienen. Hasta finales del siglo XIX, la gente tenía gatos sobre todo para controlar a los roedores en casas y graneros. Sólo los ricos los poseían por diversión.
Fue la introducción de programas específicos de cría la que hizo nacer el concepto de pedigrí. Aunque a algunos les gusta el aspecto, rasgos de carácter y hábitos de los gatos con pedigrí, un gato sin raza, sano y feliz puede ser igual de gratificante.
Debido a las infinitas combinaciones posibles de sus ancestros, el aspecto y el carácter de un gato sin raza son obviamente impredecibles. En cualquier caso, mucha gente cree que merece la pena arriesgarse para conseguir un compañero amistoso.
Aspecto
Algunos gatos sin pedigrí se parecen mucho a razas concretas. Sin embargo, la mayoría tiene la típica constitución moderada de los británicos y americanos de pelo corto. Aparte del color y el manto, difieren menos unos de otros que las razas puras, ya que no han adquirido los extremos de corpulencia o esbeltez introducidos en las líneas de pedigrí mediante la cría selectiva. Las cabezas cuneiformes y las caras achatadas son inusuales en gasto sin pedigrí, pero a veces aparecen si uno de los padres tiene genes de siamés o persa. Los ojos suelen ser verdes o amarillos, y la mayoría tiene la nariz bastante larga.
Manto
El gen que determina el pelo corto es dominante, pero no hay un tipo mestizo estándar.
Características y temperamento
Son energéticos, porque es la forma en que la naturaleza selecciona a los mejores ejemplares. Una clara ventaja es que tienen concentraciones muchos menores de genes indeseables y son por ellos menos propensos a minusvalías y enfermedades. Con el cuidado adecuado, deberían vivir muchos años. Es un compañero bello, inteligente, juguetón, que necesita poco mantenimiento y tiene una vena independiente.