Si quieres convivir con un peludo, ir a un refugio de animales para adoptar a tu nuevo mejor amigo es muy bonito pues no sólo conseguirás tener un compañero de cuatro patas que te dará mucho cariño, sino que además estarás salvando dos vidas: la del animal que te llevas a casa, y la del que ocupará su lugar en la Protectora.
Pero claro, una vez en casa pueden surgirte muchas dudas, especialmente si no habías convivido con un felino antes. Si ha sido así, no te preocupes. Después de leer este artículo sabrás cuáles son los cuidados de un gato adoptado.
Dale una habitación donde pueda relajarse
Un gato adoptado es un animal que, probablemente, ha tenido un pasado oscuro o que desea olvidar. Puede que haya vivido en la calle desde que nació hasta que lo encontraron, o que haya sido maltratado por su ex-familia. Independientemente de cuál sea el caso, va a necesitar ganarse tu confianza, y para ello es muy importante que ya desde el primer día le dejes tener su propio espacio personal. Cuanto más respeto se le tenga, más fácil le será confiar en ti.
En esta habitación debe de tener su cama, su comedero y bebedero, y algunos juguetes. Aquí irá cada vez que se sienta un poco estresado -los gatos recién adoptados pueden tener estrés rápido, pues todo es nuevo para ellos-.
Un hogar tranquilo, un hogar sin ruidos fuertes
Es además muy necesario evitar los sonidos fuertes y los movimientos bruscos. Su sentido del oído está mucho más desarrollado que el nuestro (puede escuchar el sonido un ratón a 7 metros de distancia). De esta manera, se sentirá calmado y, poco a poco, irá pasando más tiempo con vosotros, su nueva familia.
Por ello, si tienes niños pequeños debes de hablar con ellos y explicarles que el gato necesita adaptarse a su nuevo hogar, lo cual le será sencillo si no escucha gritos ni ruidos fuertes.
Consigue su confianza con golosinas y mimos
Una manera de conseguir que el gato confíe en ti es dándole de vez en cuando latas de comida húmeda para felinos. El olor que percibirá nada más abrir la lata lo atraerá hacia a ti como si de un imán se tratara. Pero no sólo lo conquistarás con comida, sino también con las caricias en su espalda que le irás dando mientras coma o esté distraído.
Al principio, se las tienes que dar como si realmente no quisieras, pero si en algún momento arquea su espalda y levanta su cola, entonces habrás conseguido tu objeto.
Invítale a jugar contigo
Mueve una cuerda delante de él para que vaya a jugar con ella, o tírale una pelota para que la persiga. Puedes incluso hacer algunos agujeros (dos lo suficientemente grandes para que pueda caber) a una caja de cartón. ¡Disfrutará! 😉
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