Se suele decir que un gato se adapta sin problemas a vivir en un piso, lo cual es cierto, pero… con ciertos matices. Para que sea feliz, es necesario proporcionarle una serie de cuidados a diario, ya que si no lo hacemos al final se va a sentir frustrado y/o deprimido, y podría empezar a hacer cosas que no debería como orinar fuera de la bandeja, arañar cuando antes no lo hacía, o, en el peor de los casos, dejar de tener ganas de seguir adelante.
Por todo ello, si tienes intención de adquirir a un felino, es muy importante que tengas en cuenta que es un animal que tiene sus necesidades básicas y que tú, como su cuidador/a, tienes que asegurarte de que va a llevar una buena vida. Si ya te has decidido, a continuación te diré cómo tener un gato en un piso.
Compañía y juegos
Un gato en un piso puede vivir perfectamente, pero sólo si las personas que están con él le hacen compañía y juegan con él. Cada día es muy, muy importante que se pase tiempo con el animal, y no me refiero a que estéis los dos en la misma habitación sino más bien a que interactúes con él.
En las tiendas de animales encontrarás multitud de juguetes, pero debes saber que con una simple pelota hecha con papel de aluminio o con una cuerda se lo pasará en grande, y seguro que tú también 😉 .
Haz que se sienta seguro
No sólo tiene que sentirse seguro, sino que también debe de estarlo. Las ventanas y las puertas deben de estar cerradas, o como mínimo se tienen que poner una tela metálica o malla de seguridad para gatos con el fin de que pueda tomar el sol desde el patio o la repisa de la ventana sin sufrir daño alguno.
Asimismo, nunca se han de dejar productos tóxicos (insecticidas, anticongelantes, lavavajillas, etc.) ni pequeños objetos a su alcance por el peligro que conllevan.
Déjale que controle el piso
Si hay algo que le encante al felino es observar su territorio desde una posición alta. Por eso, si quieres hacer feliz a tu gato es muy recomendable que coloques estantes a diferentes alturas envueltos en cuerda de rafia o bien en tela de peluche. Si eliges la primera, le servirá como rascador; en cambio, si usas la segunda es probable que se tome una siesta.
Y por cierto, si puedes, evita tener las puertas de dentro del piso cerradas. Le gusta tener todo controlado y no podrá hacerlo si no puede acceder a alguna habitación.
Con estos consejos y mucho cariño, tu peludo va a sentirse muy a gusto a tu lado 🙂 .