La epilepsia es una enfermedad que podemos tener los humanos, pero también los gatos. Por eso, es muy importante que los vayamos controlando para que podamos brindarle la asistencia necesaria. Y es que, aunque no es tan común como otras patologías, si no los cuidamos como se merecen no podrán llevar una vida completamente normal.
Por eso, te voy a decir cómo cuidar a un gato epiléptico para que puedas ayudarle en todo lo necesario para que sea feliz.
¿Cómo saber si mi gato tiene epilepsia?
La epilepsia es una enfermedad que se hace evidente cuando la persona o el peludo afectado sufren una convulsión espontánea; ahora bien, hay otros síntomas que nos prepararán para poder ayudar a nuestro gato que son:
- Pérdida del equilibrio
- Pérdida del control de esfínteres
- Nerviosismo
- Rigidez muscular
- Problemas para caminar
- Hiperventilación
- Salivación excesiva
- Problemas para comer y beber
¿Cómo NO actuar durante una convulsión?
A veces los humanos hacemos cosas por puro instinto, pensando que así estamos ayudando, pero la realidad es que a menudo es mejor no hacer nada o casi nada. Cuando el gato está convulsionando es muy importante que NO actuemos del siguiente modo:
- Sujetarle la cabeza: cuando el cuerpo se mueve involuntaria y bruscamente, sujetarle la cabeza podría provocarle la rotura de algún hueso del cuello.
- Darle comida o bebida: durante la convulsión suele haber también pérdida de conciencia, de modo que si le damos a ingerir algo lo más probable es que se asfixie.
- Taparlo con una manta: aunque es muy recomendable tapar con un trapo o una manta el transportín o una jaula cuando lleva a un gato que está muy nervioso para que se tranquilice, durante una convulsión esto no servirá de nada bueno; de hecho, podría asfixiarle.
¿Qué cuidados necesita un gato epiléptico?
Cuidar de un gato epiléptico no es muy diferente a cuidar a un gato sano. Es muy necesario tener en cuenta que se le debe dar una alimentación de alta calidad (sin cereales) para que pueda tener una mejor salud. Además, hay que darle los medicamentos que nos haya recetado el veterinario.
Y por supuesto, hay que tener las puertas y las ventanas cerradas, y poner lejos del alcance del peludo todo aquello que pudiera resultar peligroso (cables, objetos, hilos, etc.). Asimismo, si no podemos supervisarlo durante un tiempo, por ejemplo, al irnos a trabajar, si vivimos en una vivienda con escaleras pondremos una red u otro tipo de barrera para que no pueda subirlas.
Con esto y dándole mucho cariño, podrá tener una buena calidad de vida 🙂 .