El gato es un peludo muy sensible que puede llegar a pasarlo muy mal si se encuentra en situaciones en las que no ha estado antes, o si se le hace algo que no le gusta. Nosotros, como sus cuidadores, deberemos de hacer lo posible para conseguir que vuelva a sentirse tranquilo, pero… ¿el qué?
Saber cómo ayudar a un gato con miedo nos servirá para poder calmarlo. Por eso, en Noti Gatos vamos a explicarte lo que puedes hacer si tu amigo está asustado y/o siente temor.
¿Cómo saber si mi gato tiene miedo?
Dependiendo de la situación en la que se encuentre, puede presentar los siguientes signos que nos harán sospechar que el estado de ánimo de nuestro amigo no es el que quisiéramos:
- Tiene el pelo erizado
- Gruñe
- Bufa
- Los ojos los tiene muy abiertos
- Se oculta y/o se aleja de las personas
Cada caso es distinto. No va a tener el mismo nivel de miedo un gato callejero acorralado que uno que ha tenido contacto siempre con los humanos y se encuentra, por ejemplo, en el veterinario. Hay que evaluar la situación y actuar en base a cada caso tomar las medidas oportunas.
¿Cómo ayudar a un gato asustado?
El gato segrega feromonas en diferentes partes de su cuerpo: mejillas, almohadillas de sus patas, orina. Hay unas en particular que se producen en sus mejillas que les ayudan a sentir bien. Por eso, no hay nada mejor que ayudar a un peludo asustado que utilizando un producto que esté hecho con feromonas sintéticas que tienen el mismo efecto que las naturales, como el Feliway.
Si no tenemos cómo conseguirlo, no hay preocuparse. Hay otras cosas que podemos hacer para ayudarle:
- Jugar con él: si se trata de un gato que está bien de salud es muy recomendable mostrarle un juguete, por ejemplo, una cuerda, e invitarle a que la atrape moviéndola de un lado a otro.
- Mirarle con cariño: entrecerrar los ojos es una manera de hacerle saber que puede confiar en nosotros. Si él hace lo mismo, podremos estar seguros de que nos quiere y confía.
- Hablarle con suavidad: es probable que no nos entienda, pero sí que entenderá el tono de voz. Por eso, si le hablamos como si le hablásemos a un bebé o niño humano, con suavidad, con un tono de voz alegre y tranquilo, le ayudaremos a sentirse mejor.
Poco a poco se le irá quitando el miedo.
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