Anemia infecciosa felina

La anemia infecciosa felina es una enfermedad muy peligrosa

Lamentablemente, el gato es un animal que no se libra de caer enfermo alguna que otra vez a lo largo de su vida. Sin embargo, si vive con un humano que se encargue de cuidarlo y de llevarlo al veterinario cada vez que lo necesite, no tendrá que preocuparse en exceso de la anemia infecciosa felina.

De todas maneras, es importante conocer las características de esta enfermedad ya que si no recibe tratamiento podríamos correr el riesgo de perderlo.

¿Qué es?

La anemia infecciosa felina es una enfermedad muy grave

La anemia infecciosa felina (AIF), conocida también como hemobartolenosis, es una enfermedad producida por la bacteria Haemobartonella Felis, la cual destruye la superficie de los glóbulos rojos del animal. Estos glóbulos son los que se encargan de oxigenar los tejidos del cuerpo, de ahí que sean vitales para el gato (y en realidad, para todos los animales incluyendo a los humanos).

Se distinguen cuatro etapas bien diferenciadas:

  • Preparasitémica: dura de 2 a 21 días. No mostrará síntoma alguno.
  • Fase aguda: tendrá síntomas.
  • Fase de recuperación: en la que tendrá anemias leves y síntomas de poca importancia.
  • Fase de portador: dura hasta 2 años. No tendrá síntomas.

Además, puede ser primaria, o secundaria (aparecer como consecuencia de otra enfermedad o por tener un sistema inmune débil).

¿Cuáles son los síntomas?

Primaria

Los síntomas de la anemia infecciosa felina primaria son los siguientes: anemia, decaimiento, ictericia, hipotermia, debilidad, soplo cardíaco, taquicardia, pérdida de peso, fiebre no muy elevada.

Secundaria

Suele aparecer si el animal padece VIF. Los síntomas son: pancreatitis, tumores, gastroenteritis que no se curan, decaimiento, anemia muy marcada, pérdida de peso, apatía.

¿Cómo se contagia el gato?

Puede contagiarse de dos maneras distintas: a través de la mordedura de pulgas y garrapatas, y también puede pasar de madres a fetos. A pesar de lo que pueda parecer, no supone ningún peligro para los humanos, ya que es una enfermedad que solo afecta a los gatos. Aún así, insisto, no se cura sola.

¿Cómo se produce?

La anemia infecciosa felina se produce por dos mecanismos:

  1. La bacteria se une a la superficie del glóbulo rojo, causándole un daño directo destruyendo la membrana que lo recubre.
  2. Esta alteración de la membrana celular hace que algunos antígenos (sustancias que activan la formación de anticuerpos, que son los que se encargan de luchar y eliminar a los microoganismos potencialmente peligrosos) de la superficie se oculten y que aparezcan otros.

¿Cómo se hace el diagnóstico?

Lleva a tu gato al veterinario si sospechas que tiene anemia

Si sospechamos que el gato está enfermo, tenemos que llevarlo al veterinario lo antes posible. Una vez allí, le harán un examen físico y un análisis de sangre para realizar la prueba ELISA que sirve para detectar anticuerpos. Si se confirma el diagnóstico procederá a ponerle el tratamiento.

¿Cuál es el tratamiento?

La anemia infecciosa felina se trata con antibióticos que lucharán contra la bacteria y con corticoides que hará que tenga más apetito y un sistema de defensas más fuerte. Pero además será muy importante evitarle el estrés y, en casos graves, realizarle una transfusión de sangre.

¿El pronóstico es bueno?

Depende de la gravedad del caso. Si se ha detectado a tiempo y no hay enfermedades subyacentes (como el VIF) es muy, muy bueno. De hecho, aunque puede sufrir episodios de anemia recurrente o quedar como enfermo crónico, el gato podrá llevar una vida completamente normal. En caso contrario, podría correr un serio peligro.

¿Cuáles son los factores de riesgo?

Son los siguientes:

  • Dejar que el gato salga a la calle y, sobretodo, sin castrar.
  • No tratarlo contra los parásitos externos.
  • No ponerle las vacunas que necesita.
  • Peleas con gatos enfermos.

¿Cómo saber si mi gato está enfermo?

Un gato ocultará sus síntomas todo lo que pueda

Hemos hablado de los síntomas que tiene la anemia infecciosa felina, pero la realidad es que el felino es un animal que oculta su malestar todo lo que puede hasta que ya suele ser tarde. Entonces, si tenemos esto en cuenta, no es de extrañar que sea difícil saber qué le pasa. Por todo ello, es muy importante estar atentos a cualquier cambio que se produzca en su rutina, aunque aparentemente no tenga importancia.

Para que te hagas una idea de lo necesario que es observar A DIARIO al felino, te diré que una de mis gatas, Susty, siempre seguía la misma rutina cuando volvía de dar una vuelta por el campo: entraba, comía y se echaba una siesta. Un día, en cambio, entró y se tumbó en el suelo. No lo había hecho nunca, de modo que me preocupé y la llevé al veterinario: tenía gastroenteritis. Estuvo una semana en cama.

Es verdad que la gastroenteritis no es una enfermedad que suela poner en peligro la vida de un gato (excepto si es cachorro), pero así y todo quiero que entiendas que de ti depende que tu gato esté sano o no, y por cuánto tiempo.

En caso de duda, siempre va a ser mejor consultar con un profesional hasta que dejar pasar el tiempo… porque a veces, simplemente, no hay tiempo que perder.


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