Hay quien piensa que tener un sólo gato es más que suficiente, y de hecho lo es. Pero también puede ser que haya personas a las que no les importe tener más de uno, o más de dos, o… en fin, el final de este conteo lo pones tú, pues sólo tú sabes a cuántos puedes mantener. No debemos traer un nuevo gato a casa sólo por pena, sino que es importante que pensemos en si podremos cuidarlo correctamente.
Para todos aquellos que estén planteándose tener un tercer gato o más, evita decisiones impulsivas como regalar gatos, a continuación te voy a dar algunos consejos para que la convivencia sea agradable para todos los miembros de la familia (y no sólo felina).
Lo primero que hay que pensar es que los gatos son animales muy territoriales, y al llegar un gatito nuevo enseguida que se lo harán saber. Veremos cómo se restriega por todo aquello que crea que es suyo: cama, paredes, puertas,… Esto es algo natural en ellos, y debemos dejarle hacerlo, pues no supone ningún problema. Sin embargo, hay gatos que siempre han recibido toda la atención del humano que lo cuida y, al tener que compartir ese cariño pueden empezar a orinar fuera de la bandeja o a mostrar cierta agresividad para con el nuevo miembro. Si esto sucediera es muy recomendable lo siguiente:
- Pon una bandeja sanitaria para cada gato, retira las deposiciones y orines a diario, y límpiala a consciencia una vez por semana como mínimo. Si se tienen gatitos es preferible que haya una bandeja extra.
- Cuando los gatos van a hacer sus necesidades en su baño particular se pueden sentir muy inseguros ya que no pueden defenderse. Para ello es necesario hacerles entender a la familia, tanto humana como felina, que no se debe de molestar al gato en esos momentos.
- Pasa tiempo con ellos: juega, deja que vean la televisión contigo, o que estén durmiendo a tu lado mientras lees un libro.
- Por último, si ves que hay algún felino que se siente muy a disgusto con otro y no sabes qué hacer para que se lleven bien, no dudes en utilizar productos que lleven feromonas felinas o de consultar con un etólogo.

Imagen – Xosema
Cada gato es único, y cada uno de ellos, con un poco de paciencia y mucho cariño sabrán llevarse bien todos.
Compatibilidad, edad, sexo y personalidad
Elegir bien al nuevo compañero reduce de forma notable los conflictos. Los gatos de edad similar suelen tener necesidades y niveles de juego parecidos, lo que facilita que se entiendan. La combinación de sexos es viable en todas las direcciones siempre que estén esterilizados, lo cual disminuye marcaje y tensión social. Si te planteas dos gatos machos se lleven bien, infórmate sobre estrategias específicas de introducción y gestión social. Aún más importante que el sexo es el temperamento: un minino activo y seguro encaja mejor con otro dinámico, mientras que uno tranquilo agradecerá un compañero sosegado. Vínculos previos o parentesco (hermanos o gatos socializados entre sí) tienden a favorecer conductas afiliativas.
Los estudios sobre socialidad felina muestran que muchos gatos disfrutan de la compañía de su especie si el entorno y la presentación son adecuados. Si tu gato es muy tímido o ha tenido malas experiencias, planifica una introducción especialmente gradual y valora el apoyo profesional; recuerda que los gatos tienen sentimientos y responden al manejo humano.

Recursos y territorio para evitar conflictos
Una regla práctica para hogares multicat es ofrecer recursos duplicados y repartidos por toda la casa. Areneros: idealmente uno por gato + uno extra, ubicados en zonas tranquilas y separadas. Comederos y bebederos: varias estaciones, sin obligar a comer juntas. Añade rascadores verticales y horizontales, camitas, cuevas y estanterías o árboles para crear espacios en altura y rutas de escape.
La vivienda no necesita ser enorme, pero es clave segmentar el territorio: si hay varios gatos, procura que existan tantas zonas funcionales como animales (descanso, juego, aseo), de modo que puedan evitarse sin conflicto. Considera la solvencia económica y de tiempo: habrá doble de comida, arena, revisiones y cuidados de un gato, además de dedicar atención individual a cada gato.
La limpieza meticulosa del arenero y el mantenimiento rutinario de recursos reducen el marcaje y la ansiedad. Si aparece orina fuera de la bandeja, descarta primero causas médicas con tu veterinario (consulta sobre qué enfermedades pueden transmitir los gatos) y revisa la distribución de recursos.

Presentación progresiva: del olfato a la convivencia
El proceso de introducción funciona mejor si avanza por fases cortas y controladas. Empieza por el olfato: intercambia suavemente toallas frotadas por las mejillas de cada gato y alterna habitaciones para que ambos exploren los olores del otro sin contacto directo.
Continúa con visiones seguras: barrera de bebé, rendija o transportín estable para sesiones breves en las que premies la calma con chuches o comida húmeda solo cuando el lenguaje corporal sea relajado (parpadeos lentos, cuerpo suelto, desvío de la mirada). Si hay bufidos intensos, golpes al barrotes o intentos de atacar, termina la sesión y reinténtalo más tarde.
Cuando ambos muestren señales amistosas o neutras, abre la barrera sin forzar distancias. Evita cogerlos en brazos durante un amago de conflicto para prevenir la agresividad redirigida. En persecuciones, interrumpe con un ruido suave o colocando un objeto entre ambos, nunca con castigo.
Las feromonas felinas ambientales pueden ayudar a reducir la tensión durante el proceso, y el juego interactivo diario (cañas, circuitos) canaliza la energía y fomenta asociaciones positivas. No existe un número fijo de días: la clave es abrir pasos solo cuando la comunicación entre gatos indique que están listos.

Señales de estrés, manejo y cuándo pedir ayuda
Observa signos como ocultamiento persistente, bufidos y gruñidos frecuentes, marcaje u orinar fuera, disminución del apetito o sobreacicalado. En hogares con varios gatos puede aumentar la carga fisiológica de estrés, por lo que conviene reforzar la previsibilidad (rutinas de comida y juego), multiplicar recursos y ofrecer más opciones de altura y escondites.
Evita los castigos. Prioriza el refuerzo positivo de conductas calmadas, separa temporalmente si hay escaladas y reintroduce a ritmo más lento. Si surgen heridas, hay agresiones reiteradas o el malestar no mejora, consulta con tu veterinario y un etólogo clínico para diseñar un plan personalizado que contemple salud, ambiente y aprendizaje.

Con elección adecuada del compañero, recursos bien distribuidos, una presentación pausada y tu dedicación diaria, la mayoría de gatos aprende a tolerarse y, a menudo, a vincularse. La paciencia, el cariño y la observación atenta son tus mejores aliados para que un hogar con tres o más gatos sea armonioso.