Como todos sabemos, lo normal es que los felinos tengan cuatro extremidades, pero algunas veces la genética hace de las suyas. Esto es lo que le pasó a Quin, un precioso gato de cinco patas.
Este joven peludo atigrado es, según sus cuidadores, muy cariñoso, pero no puede llevar una vida corriente por culpa de esa pata extra. Te contamos su historia.
Quin es un gato que fue sacado de las calles de Rotterdam, Holanda y llevado al refugio de animales de la ciudad. El veterinario que lo revisó le descubrió la pata que le sobraba, convirtiéndose así en el segundo felino con cinco patas del que se tiene constancia (el anterior se vio en los Estados Unidos según Ineke Jochims, veterinario de la Fundación de Gatos Callejeros de Rijnmond).
Esta patita, sin embargo, no es tal puesto que no tiene garras, si no que es más bien una pezuña que le causa cojera. Pero aún hay más: según el biólogo Kees Moeliker, este miembro extra podría haber pertenecido a un gemelo siamés que no se desarrolló completamente. Aunque es raro, a veces pasa que algún que otro animal tenga por ejemplo una pata extra en su espalda, o que tenga dos cabezas en vez de una.
A pesar de ello, Quin es un gato sano que lamentablemente vive con dolor. Tanto sus cuidadores como el veterinario responsable de su caso, Jochims, dicen que van a hacer todo lo posible para ayudarle, ya que además piensan que podría haberse perdido de su hogar al ser especialmente sociable y afectuoso.
De hecho, esperan encontrar a su familia, pero si no tienen suerte, le buscarán un hogar que lo quieran de verdad. Ojalá puedan extirparle esa pata también, para que pueda ser un gato completamente feliz.