Si bien los gatos pueden llorar cuando se sienten solos o desatendidos, a menudo las lágrimas que vemos en sus ojos son un síntoma de algo más serio. Es posible que no sea nada grave, pero dependiendo del color que tengan, así como del estado en el que se encuentren sus preciosos globos oculares tendremos que actuar de una manera u otra.
Si tu amigo se ha levantado con los ojos llenos de lágrimas, veamos qué hacer si mi gato llora.
Alergia
Los gatos, al igual que nosotros, también pueden ser alérgicos a algo. Cualquier cosa puede desencadenar una reacción alérgica en nuestros amigos: polvo, polen, ácaros… Uno de los síntomas es, precisamente, el lagrimeo. Pero, ¿cómo saber si es alergia? Lamentablemente, sólo se puede saber cuando el peludo entra en contacto con aquello que le causa el malestar. Otra opción es llevarlo al veterinario para que le haga un test.
Resfriado
Los gatos también pueden ‘llorar’ cuando están resfriados. Especialmente con los cambios de tiempo, si son sensibles al frío su salud se debilitará un poco. En principio, no debe de preocuparnos, pero si vemos que tiene legañas y/o que sus lágrimas son verdosas o marrones habrá que consultar con un profesional ya que podría ser síntoma de infección.
Conducto lagrimal bloqueado
El conducto lagrimal consiste en un tubo que se sitúa en un extremo del ojo. A través de él las lágrimas no se salen del globo ocular, sino que se dirigen hacia la nariz. Sin embargo, cuando está bloqueado las lágrimas sí pueden salirse, y al hacerlo se pueden propagar infecciones de la piel al mezclarse con el pelo.
Si tu peludo se ha visto envuelto una pelea de gatos, ha tenido conjuntivitis recientemente, tiene una pestaña que crece hacia dentro o si tiene la cara achatada (como los persas), es probable que su conducto lagrimal se haya dañado.
El tratamiento consistirá en administrarle antibióticos o anti inflamatorios, excepto si sus pestañas no crecen en la dirección que toca. En este caso, será necesario quitarlas con cirugía.
Los ojos son muy importantes para los gatos. Siempre que veas que no los puede abrir bien, que tenga legañas o lágrimas, acude al veterinario para que le ponga el tratamiento adecuado.