¿Qué es el síndrome del gato-tigre?

Gato atacando

Hay momentos en la vida de todo gato que no tienen absolutamente nada que hacer. Insisto, nada de nada. Si no son frecuentes, el comportamiento de nuestro amigo será el que todos esperamos que sea, ya que eso significará que tenemos a un peludo que se divierte diariamente; pero cuando se van sucediendo día tras día, o durante un periodo largo, al final conseguiremos que nuestro amigo se aburra, y mucho.

Cuando eso sucede, es cuando empieza a actuar de una manera que podría hacernos daño: atacando nuestras manos o piernas. A este comportamiento se le conoce por el nombre del síndrome del gato-tigre, y está originado por el aburrimiento. ¿Cómo evitarlo?

Los gatos son animales cazadores por naturaleza. Ya desde pequeños aprovechan los juegos para perfeccionar sus dotes de caza. Es por este motivo que, todo aquello que se mueva pasa a convertirse en un posible blanco para ellos, ya sean juguetes, cuerdas … o nuestras piernas y/o manos.

Cuando decidimos convivir con un felino tenemos que tener muy claro que debemos pasar tiempo con él. Esto significa que es conveniente que juguemos con él, pues será la única manera de evitar el síndrome del gato-tigre. En tiendas de animales encontrarás una gran variedad de juegos y juguetes especialmente diseñados para que tu peludo pase estupendos ratos en familia.

Gato listo para atacar

Además de mantenerlo entretenido, otra de las cosas que tenemos que hacer es enseñarle a no morder. Cuando es un gatito, la realidad es que no hace mucho daño cuando araña o muerde, pero hay que pensar que no tardará en llegar a la edad adulta, y que si ha aprendido a morder de cachorrito, es probable que siga haciéndolo durante toda su vida. Por este motivo, no hay que dejar que nos muerda, nunca.

Cada vez que lo haga, detendremos el juego y nos marcharemos. Así no tardará en aprender que ese comportamiento está mal. Si es adulto y ha empezado a morder nuestros tobillos, lo cogeremos y nos pondremos a jugar con él con una cuerda por ejemplo, o un puntero láser (recuerda dirigir la luz a algo que pueda »cazar», como un peluche). Habrá que repetir varias veces, pero al final siguiendo estos consejos podremos solucionar el problema.


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