¿Pueden los gatos ser amigos de los bebés?

Gato y bebé

Los gatos son animales sociales, aunque no como los perros. Mientras los canes tienen una predisposición natural a agradar a todos, los felinos no buscan la aprobación de nadie. Son… como son, y solo nos darán su amistad si creen que la merecemos. Pero ¿pueden los bebés humanos convivir con ellos?

No sería la primera vez que sale por las noticias que un peludo ha hecho daño a un pequeño humano. Lo curioso es que nadie se pregunta por qué ha pasado esto, ni si se podría haber evitado. Entonces, ¿pueden los gatos ser amigos de los bebés? 

Seamos claros: los gatos y los bebés humanos tienen formas de jugar muy distintas. Los felinos son cazadores, y ese es un instinto que se les despierta muy temprano. A las 3 semanas de edad, que es cuando ya empiezan a caminar y explorar su mundo, juegan a pelear con sus hermanos y con su madre, quien pacientemente les enseña a controlar la fuerza de la mordida y a respetar ciertos límites.

Las personas en cambio desde muy jóvenes nos gusta coger las cosas, llevárnoslas a la boca, y demás. Es así. Tenemos manos. Estas son nuestras mejores herramientas para explorar lo que nos rodea desde que somos bebés. El problema es que si juntamos a un gato con un bebé y los dejamos sin supervisión podría surgir cualquier cosa:

  • El gato podría hacer daño al bebé: tiene uñas muy afiladas y dientes fuertes.
  • El bebé podría hacer daño al gato: tiene la fuerza suficiente para cogerle de la cola, meterle los dedos en los ojos, tumbarse encima… Cosas que al peludo no solo no le gustan sino que además le resultan amenazantes.

¿Sabes cuánto pesa un gato adulto medio? Unos 4-6kg. Un bebé humano medio unos 2-4kg… nada más nacer. ¿Ves la diferencia?

Gato con niño durmiendo

Por todos estos motivos, es sumamente importante que los padres no dejen solos al bebé con el gato en ningún momento. Pero ojo, tampoco es cuestión de mantenerlos separados.

Es necesario que el gato pase tiempo con el pequeño, que lo huela, que esté a su lado, porque de lo contrario lo que podría ocurrir es que el día de mañana desconfíe de él. Y eso no nos interesa. Lo que nos interesa -o nos debe interesar- es que se hagan amigos, y para eso tenemos que estar ahí, enseñando al bebé a que debe de respetar al gato, y enseñando al gato a que no debe de arañar ni morder.


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