En las últimas semanas, la ciudad de Nueva York se encuentra inmersa en un debate sobre la posible legalización de los gatos en bodegas, una figura clásica en los comercios de barrio que, hasta ahora, ha convivido con la normativa en una especie de limbo. Esta iniciativa ha cobrado fuerza no solo por la simpatía que generan estos felinos, sino también por la necesidad de luchar eficazmente contra la plaga de ratas que preocupa tanto a comerciantes como a autoridades.
El tema ha tomado protagonismo a raíz de un proyecto de ley presentado por el concejal Keith Powers, quien plantea formalizar la presencia de estos animales en tiendas de alimentación y otras bodegas de la ciudad. Hasta ahora, el Código de Salud de Nueva York prohíbe tener animales vivos en locales donde se manipulan alimentos, salvo algunas excepciones muy concretas como perros guía o animales de seguridad. Sin embargo, la práctica de tener gatos para controlar plagas es una tradición muy arraigada.
El papel de los gatos contra las ratas en las bodegas
A lo largo de los años, los gatos en bodegas han actuado como una barrera natural contra las ratas y otros roedores. Comerciantes y vecinos de la ciudad reconocen su utilidad, ya que ayudan a mantener los almacenes y tiendas libres de plagas de una manera ecológica y sencilla. La presencia de estos felinos ha sido tan común que, a pesar de las restricciones legales, muchos dueños de bodegas han optado por tenerlos «de incógnito» tras el mostrador.
El proyecto de ley presentado busca instaurar un programa de vacunación gratuito y hacer obligatorio el registro y la esterilización de todos los gatos que tengan acceso al exterior, siguiendo la normativa de la Oficina de Bienestar Animal de la ciudad. Así, se protegería la salud de los animales, los clientes y los trabajadores.
Una legislación que responde a la demanda ciudadana
La propuesta legislativa cuenta con el respaldo de una petición ciudadana que ha superado las 13.000 firmas, impulsada por el fundador de «Bodega Cats of New York», Dan Rimada. La petición aboga por la creación de un Programa de Certificación Voluntaria para los gatos de bodega, conocido como Bodega Cat Certification Program (BCCP), con el objetivo de garantizar su bienestar y asegurar que los comercios cumplan con las condiciones adecuadas para su mantenimiento.
Desde la cuenta de Instagram Bodega Cats, que suma decenas de miles de seguidores, se ha dado visibilidad a la causa y al día a día de estos animales, que representan parte del carácter y espíritu neoyorquino según muchos de sus defensores. La imagen de un gato vigilando entre estanterías se ha convertido en un símbolo reconocido en la ciudad.
Ventajas para las bodegas y la salud pública
Entre los beneficios más destacados de esta medida está el potencial para reducir plagas de ratas de forma natural, además de que los propietarios pueden evitar multas y mejorar la percepción de sus negocios ante la clientela. Legalizar la figura del gato en las tiendas representaría un avance significativo en control de plagas y bienestar animal, sin comprometer la seguridad alimentaria.
El concejal Keith Powers ha enfatizado que los gatos no solo tienen un valor sanitario, sino también cultural, contribuyendo a reforzar la identidad de los pequeños comercios en la ciudad. El respaldo de la comunidad y de varios concejales aumenta las posibilidades de prosperar, aunque aún debe pasar por el proceso de aprobación en el ayuntamiento.
De aprobarse la ley, los gatos podrán desempeñar su papel abiertamente, vigilando contra las ratas en los establecimientos. Además, la obligatoriedad de la vacunación y esterilización garantizará que esta práctica sea segura tanto para los animales como para las personas que trabajan o visitan estos lugares.
El debate sobre los gatos en bodegas refleja la importancia de encontrar soluciones innovadoras y respetuosas con el entorno para el control de plagas en ambientes urbanos. Se busca un enfoque que combine tradición, eficacia y seguridad en la gestión de problemas comunes en las ciudades.