Los gatos, por lo general, no suelen ser muy habladores, pero sí que es cierto que, en determinadas situaciones, pueden maullar para conseguir lo que quieren. Para ellos, es muy importante que les prestemos atención, ya que de lo contrario se pueden estresar mucho, incluso pueden acabar sintiéndose aislados de la familia.
Para evitar que eso pase, veamos por qué mi gato maúlla tanto.
Son muchas las causas por las cuales puede maullar. Las más comunes son las siguientes:
- Se ha perdido: si se ha metido por accidente en, por ejemplo, un armario o se ha quedado encerrado en una habitación, va a maullar para avisarnos de que quiere salir de ahí.
- Está muy enfadado: cuando se sienten acorralados, van a maullar de una forma característica. El maullido será agudo, y muy largo.
- Sólo quería saludar: si maúlla nada más entrar en una habitación, es simplemente que nos está saludando.
- Le duele algo: un gato puede maullar también cuando siente dolor o algún tipo de molestia. Hay que tener en cuenta que, cuando lo hace, cuando nos avisa, normalmente es porque el dolor que tienen se ha vuelto insoportable, por lo que hay que llevarlo al veterinario lo antes posible.
- Quiere salir: se sienta cerca de la puerta, la mira fijamente, y maúlla. Esto lo suelen hacer mucho los gatos que tienen acceso al exterior.
- Tiene hambre: nuestros peludos pueden maullar cuando tienen hambre, y también cuando quieren algo en concreto.
- No quiere estar solo: si un gato pasa mucho tiempo solo, especialmente si es uno casero al que le encanta pasar tiempo con la familia, va a maullar para que le hagan caso.
Los gatos han aprendido que con el maullido pueden comunicarse mucho mejor con nosotros los humanos. Es importante escucharlos para que la convivencia sea lo más agradable posible.