El gatito es un animal que se caracteriza por no parar quieto. Desde que se despierta hasta que se vuelve a echar una siesta corre, juega, explora todo lo que hay a su alrededor. Por eso, cuando no lo hace, nos preocupamos, porque no es normal que esté sin hacer absolutamente nada durante todo el día, a no ser, claro está, que sea muy bebé. Pero a partir de las dos semanas tiene que empezar a comportarse como un cachorro. ¿Cómo tenemos que actuar si no lo hace?
Si tu gatito está triste y no sabes por qué, en este artículo te voy a hablar de las posibles causas de su malestar y cuáles son las medidas que debes de tomar para que mejore.
Ha sido abandonado
Cuando nos encontramos a un gatito en la calle, que parece muy dócil y que busca mimos, podemos estar casi seguros de que hasta hace poco estaba o viviendo con una familia humana, o con su madre. Al estar y sentirse solo, el peludito lo puede llegar a pasar terriblemente mal, pues tiene que aprender lo más rápido posible a sobrevivir en un mundo que es demasiado grande para él, lo cual muchas veces le resulta imposible.
Si tiene la suerte de que alguien lo encuentra y decide quedárselo, su hogar pasa a ser la vivienda de esta persona. Mucho más pequeño que la calle, mucho más fácil de controlar, y desde luego, muchísimo más seguro. Aún así, durante unos días es normal que se sienta triste, pues puede echar de menos a su madre y hermanos. Pero esto con mimos, paciencia y golosinas para gatitos poco a poco se irá solucionando 🙂 .
Está enfermo
Si decidimos convivir con un gatito, una de las cosas que tenemos que tener siempre presente es que, en cualquier momento, puede enfermar. Aunque podemos hacer muchas cosas para fortalecer su sistema inmunológico, como darle una alimentación de excelente calidad (sin cereales ni subproductos), proporcionarle un hogar limpio, dedicarle tiempo y quererlo mucho, lamentablemente más tarde o más temprano enfermará.
Para que mejore lo antes posible, es muy importante llevarlo al veterinario para vacunarlo cada vez que sea necesario y de nuevo cada vez que sospechemos que no se encuentra bien. Los síntomas que nos tienen que preocupar son: pérdida de apetito y/o de peso, apatía, vómitos, diarreas, convulsiones, náuseas,… y cualquier cambio de comportamiento repentino.
Pasa por la fase de duelo
El gatito, cuando hablamos de la pérdida de un ser querido, siente más o menos lo mismo que un niño pequeño. Si bien todavía no puede comprender qué es lo que ha pasado, enseguida se dará cuenta de que su compañero humano o peludo con el que antes jugaba y se lo pasaba tan bien, ya no está. Su estado de ánimo empeorará bastante si ve que su familia está triste, de modo que lo mejor será, aunque cueste mucho, tratar de seguir con la rutina.
El pequeño tiene que seguir haciendo vida normal, pero si vemos que está triste, es decir, que no tiene muchas ganas de juegos, que prefiere estar en su cama, o que se pasa algún rato en una esquina sin hacer nada, no hay que obligarle a ello. Eso sí, es sumamente importante que nos cercioremos de que come. En el caso de que haya perdido el apetito, le daremos comida húmeda para gatitos, pues al ser tener un olor más intenso lo más probable es que le encante al pequeño. Si pasa más de un día y no come, lo llevaremos al veterinario de urgencia.
Siente dolor físico
El gatito puede ser bastante activo y curioso, tanto es así que a veces puede tener algún que otro accidente. Una mala caída, o un objeto que se le cae encima de una patita, o un humano que, sin querer, le pisa. Estas cosas pasan cuando se convive con un pequeño felino. Por eso, aunque hagamos lo imposible para evitarlo, no podremos eliminar el riesgo al 100% de que ocurra algo.
El problema es que el cuerpo de un gatito es muy frágil. Los huesos se pueden romper con mucha facilidad, de modo que si sufre un accidente y vemos que no quiere apoyar alguna pata en el suelo, o que tiene problemas para levantarse, hay que llevarlo al veterinario lo antes posible.
Espero que puedas saber qué le ocurre a tu peludito 🙂 .