Lo llamamos gato. Un precioso peludo de la familia de los felinos que lleva viviendo con los humanos desde hace unos diez mil años. Primero, se dedicaba única y exclusivamente a cazar ratones, algo que nos venía muy bien ya que mantenía a salvo las cosechas de grano, pero hoy día cumple una función mucho más importante si cabe: la de ser un miembro más de la familia.
Es bonito, ya que lo hace porque así lo ha querido. Y es que, si lo tratas con cariño y respeto, obtienes a cambio una maravillosa e increíble amistad. Pero, ¿por qué lo llamamos así? ¿Cuál es el origen de la palabra gato?
La teoría más aceptada sitúa el origen de la palabra gato en el Antiguo Imperio Romano, hacia el siglo IV d. C. Allí, se usaba el término latín cattus para nombrar a los gatos domésticos. Cattus no se sabe exactamente de dónde proviene, puede ser que que venga de cautus que significa prudente o astuto, de catus que se traduce como hábil o ingenioso, o como catum, que se define como de captura haciendo referencia al carácter depredador de este animal.
Aún así, podría ser que proviniera de un término africano o asiático. En Siria, por ejemplo, utilizan la palabra Qato, que es muy similar.
Lo que sí se sabe con certeza es que, durante la Edad media (siglos V al XV) si hablaban del gato doméstico, usaban palabras que empezaban por el latín mus, que significa ratón, como musio, murilegus o muriceps.
Con la formación de las lenguas romances, empezaron las derivaciones de cattus. A día de hoy, millones de personas utilizan palabras que derivan de él. Ejemplos hay varios: los alemanes dicen katze, los franceses chat, los ingleses cat, los polacos kot, y los lituanos kate.
¿Conocías el origen de la palabra gato?