La colaboración entre las fuerzas de seguridad de España y Portugal ha permitido frustrar el intento de introducción en Europa de una importante cantidad de cocaína camuflada en sacos de arena para gatos. Esta operación conjunta sacó a la luz un método cada vez más sofisticado de los grupos criminales para intentar burlar los controles aduaneros en los principales puertos del Atlántico.
Todo comenzó cuando las autoridades aduaneras detectaron, tras un aviso previo de alerta, la llegada de un contenedor sospechoso al puerto de Vigo, procedente de Sudamérica. A pesar de que la documentación reflejaba el envío de 24.800 kilos de arena para gatos, el destinatario –una sociedad portuguesa sin trayectoria en el negocio– levantó las alarmas. Los agentes del Servicio de Vigilancia Aduanera decidieron tomar muestras y enviarlas al laboratorio central, donde se detectó una alta concentración de cocaína base, en torno al 25,5%, mezclada con la arena que aparentemente era la carga legal.
Una entrega controlada para cazar a los responsables
Con el resultado de los análisis en la mano, la Fiscalía Antidroga de Pontevedra autorizó una entrega controlada para seguir el rastro de la droga hasta los posibles destinatarios finales. Bajo estricta vigilancia, el camión con la mercancía partió desde Vigo y cruzó la frontera por carretera, rumbo a una nave industrial situada en la pequeña localidad de Po, a unos 80 kilómetros de Lisboa.
La intervención, realizada el 16 de julio, contó con la coordinación de las fuerzas policiales de ambos países. Los agentes españoles y portugueses actuaron juntos y lograron detener a dos hombres: uno descargando la mercancía del camión, y otro vigilando en los alrededores del almacén. Ambos fueron detenidos in situ y puestos a disposición judicial en Portugal, donde responderán por su implicación en una operación de gran envergadura.
Una tapadera perfecta: arena de gatos y cocaína
La inspección dentro de la nave permitió comprobar la sofisticación del modus operandi de la red. Los agentes revisaron los sacos y constataron la presencia de cocaína mezclada con la arena en al menos 200 de ellos, lo que dificultaba enormemente la detección visual durante los controles habituales en las aduanas. Según estimaciones de la Agencia Tributaria, el total de la droga intervenida asciende a 400 kilos.
Este caso evidencia la creatividad de las redes de tráfico internacional a la hora de camuflar los alijos y sortear los sistemas de control. El uso de productos cotidianos como la arena de gatos demuestra hasta qué punto los delincuentes buscan blends insospechados para introducir drogas en Europa y dificultar su rastreo mediante técnicas de inspección convencionales. Vídeo relacionado sobre arena para gatos y drogas
El puerto de Vigo, en el punto de mira
Lo ocurrido refuerza la posición del puerto de Vigo como uno de los enclaves más relevantes en la ruta de la cocaína hacia Europa. De hecho, los informes recientes de la Agencia de Drogas de la Unión Europea sitúan a Vigo entre los puertos con mayor número de incautaciones, superando incluso a infraestructuras de mayor volumen comercial.
Durante los últimos años, la provincia de Pontevedra y sus principales dársenas –además del propio Vigo, Marín o A Coruña– han protagonizado múltiples operaciones relacionadas con el tráfico de estupefacientes. Los datos reflejan la importancia estratégica de estos puertos como puerta de entrada de cargamentos procedentes, mayoritariamente, de Sudamérica.
La entrega controlada y la colaboración entre los cuerpos policiales de ambos países han sido determinantes para interceptar un envío que podría haber alcanzado el mercado luso y europeo con graves consecuencias. La investigación sigue abierta para identificar posibles ramificaciones de la red desmantelada.