A día de hoy aún hay muchos mitos sobre el embarazo y los gatos. Son muchas las personas que creen que es peligroso convivir con los felinos estando embarazada, o que piensan que el bebé y los animales no se llevarán bien.
Pero todo esto es injusto, sobretodo porque desgraciadamente hay mucha desinformación todavía. Incluso hay médicos que aconsejan a las embarazadas que se deshagan de su gato, lo cual me parece lamentable. Así que vamos a ver cuáles son esos mitos y si se corresponden o no con la realidad.
Los gatos transmiten la toxoplasmosis
La toxoplasmosis es una enfermedad parasitaria causada por el protozoo Toxoplasma gondii que puede entrar dentro del cuerpo de las personas si:
- Tocan con las manos -sin guantes- los excrementos de un gato infectado.
- Comen carne contaminada que esté cruda o poco hecha.
- Beben agua contaminada.
- Reciben un trasplante de órganos o una transfusión sanguínea infectados.
- Utilizan objetos que estuvieron en contacto con carne cruda contaminada.
Como vemos, son varias las causas de infección. Y a nadie se le ocurriría tocar con las manos desprotegidas los excrementos de los gatos. Además, con solo un análisis se puede saber si el animal está infectado o no; aunque probablemente no lo esté si nunca ha salido a la calle, puesto que no tiene oportunidad de cazar roedores que son unos de los que hacen de huéspedes del parásito. Tienes más información aquí.
Los gatos tendrán celos del bebé
Es obvio que un bebé necesita muchísima atención y cuidados, pero ello no significa que se tenga que ignorar a los gatos. Si se hace, entonces es cuando van a surgir problemas. Para evitarlo, ya desde el primer día hay que dejar que se acerquen a él, que lo huelan, que se duerman junto a él. Pero también es importante seguir jugando con los peludos, 2 o 3 veces al día, y hacerles el mismo caso que antes del nacimiento del pequeño humano.
Los gatos que viven contigo son tu familia, y como tal tienes la responsabilidad de cuidarlos como se merecen.
Los gatos harán daño al humano
Bueno, puede pasar, pero solo si los adultos dejan sin supervisión a los gatos y al bebé. Los humanos tenemos formas de jugar distintas a las de los felinos: mientras nosotros queremos cogerlo todo con las manos -y solemos apretar las cosas todo lo fuerte que podemos-, los gatos son cazadores: acechan, arañan y atrapan porque ese es su instinto.
Por eso, es necesario enseñar al bebé a que no puede coger la cola del gato, ni meterle los dedos en los ojos, ni tampoco tirársele encima. Y a los felinos hay que enseñarles a no arañar y a no morder.
Espero que te haya servido este artículo.