Todavía hay muchas personas (incluyendo profesionales sanitarios) que afirman que los gatos no pueden convivir con mujeres embarazadas. Se dice que pueden transmitir enfermedades a los bebés, que pueden hacerles daño o que son animales muy sucios.
¿Hasta qué punto es eso cierto? En Noti Gatos vamos a hacer un repaso sobre los mitos que se dicen sobre los gatos y el embarazo con el único fin de ayudar a desmentirlos y evitar que ningún gato más se vea en la calle por culpa de la ignorancia humana.
El gato transmite enfermedades al feto
Este mito surgió a raíz de la toxoplasmosis, una enfermedad causada por el parásito Toxoplasma gondii. El gato puede infectarse al cazar roedores u otros animales infectados o al comer carne cruda contaminada. En la mayoría de los casos no muestra síntomas, aunque en cuadros más graves puede haber pérdida de apetito o letargo.
Debes saber algo esencial: sólo podrías contagiarte si tu gato estuviera infectado y si se diera la ingestión de ooquistes presentes en heces contaminadas. La transmisión es exclusivamente vía oral, no por acariciar al gato, ni por su pelo, ni por compartir hogar.
Además, el gato no es la única fuente de contagio (o, más concretamente, sus heces). La evidencia indica que las principales vías en personas son el consumo de carne cruda o poco hecha, embutidos curados de forma insuficiente, frutas y verduras mal lavadas, agua contaminada y el contacto con tierra o arenas sucias (jardinería) sin higiene posterior.
- La heces recién eliminadas no infectan: los ooquistes tardan entre 24 horas y 5 días en hacerse infectivos.
- Periodo de eliminación breve: tras una primera infección, el gato elimina ooquistes solo 1-3 semanas.
- Si has pasado toxoplasmosis antes del embarazo, tu inmunidad protege al feto frente a nuevas reinfecciones.
- El riesgo de transmisión al feto disminuye en etapas tardías de la gestación, aunque no desaparece.
Para que un gato transmita el parásito a una embarazada deben alinearse varias condiciones: 1) que el gato se infecte durante tu embarazo; 2) que esté en el corto periodo de eliminación; 3) que las heces permanezcan expuestas y maduren 24-48 h; y 4) que exista ingestión accidental. Con higiene básica y limpieza diaria del arenero, el escenario de riesgo es extraordinariamente improbable.
El gato es peligroso
Depende de la educación y del entorno. Si a un gato le das cariño, estabilidad y seguridad, y le haces sentir que forma parte de la familia, no va a ser peligroso. Sólo se defenderá si percibe una amenaza, algo que haría cualquier ser vivo. Un gato bien socializado aporta paz y compañía en una etapa de cambios y estrés.
No olvidemos que un gato es un ser vivo, que siente y padece. Reconoce a quien le cuida y responde a un trato respetuoso. Incluir rutinas predecibles, puntos de descanso tranquilos, enriquecimiento ambiental y juego suave ayuda a reducir el estrés felino antes y después de la llegada del bebé.
- Presenta los nuevos olores y sonidos del bebé de forma gradual para evitar sustos.
- Mantén zonas seguras para el gato (refugios en alto y rascadores) y evita cambios bruscos.
- Supervisa los primeros encuentros y refuerza conductas calmadas con premios.
Lejos de ser un problema, muchos gatos disfrutan durmiendo cerca de la barriga y su ronroneo puede transmitir tranquilidad. Trátale con respeto para disfrutar de su amistad todos los años que viva.
El gato es un animal sucio
Esto no es cierto. El gato es uno de los animales más limpios que hay. Se pasa gran parte del día acicalándose, por lo que no tiene sentido afirmar que es sucio. Como todo animal, hace sus necesidades; nuestra responsabilidad es limpiar la bandeja a diario para evitar malos olores y minimizar riesgos.
Con respecto a los pelos que suelta, cepíllalo a diario para reducir la caída y prevenir bolas de pelo. Mantener su calendario de desparasitaciones y vacunas al día y una alimentación comercial segura (sin carne cruda) reduce aún más cualquier posibilidad de transmisión de patógenos.
Si estás embarazada, lo ideal es que otra persona limpie el arenero. Si no es posible, usa guantes desechables y mascarilla, y lava bien las manos. Recoge las heces a diario para impedir que los ooquistes maduren y desinfecta la bandeja con agua hirviendo o vapor, ya que los ooquistes esporulados resisten muchos desinfectantes.
Otras medidas eficaces: cocina bien la carne (o congélala a -20ºC dos días si la consumirás poco hecha), lava frutas y verduras, usa guantes para jardinería, evita beber agua de procedencia dudosa y desaconseja que el gato cace. No se produce contagio por acariciar al gato ni por su pelaje.

Cuando decidimos tener un gato adquirimos un compromiso que debe durar hasta el fin de sus días. El embarazo no debería ser motivo para deshacernos de él. Con información fiable y hábitos sencillos de higiene, la convivencia entre gatos y embarazadas es segura y muy beneficiosa para el bienestar emocional de toda la familia.

