Ver a una gata dar a luz es una experiencia magnífica, pero aparte de pensar en la ya existente superpoblación de gatos que hay, muchos de los cuales jamás van a tener la oportunidad de ser felices, también hay que acordarse de salud de ella misma.
Tras el embarazo pueden darse algunos problemas, por lo que en esta ocasión voy a hablarte de la mastitis en gatas.
¿Qué es?
La mastitis es la inflamación de las glándulas mamarias que puede darse por cualquiera de estos motivos:
- Falta de higiene
- Muerte de algún gatito
- Destete abrupto
- Succión de los cachorros
A veces, puede darse el caso de que haya infección, siendo las bacterias enterococos, estreptococos, estafilococos y la Escherichia coli las más que más afectan a las gatas.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas de la mastitis en gatas son los siguientes:
- Los gatitos no ganan el peso adecuado (un 5% del peso más al nacer por día)
- Fiebre
- Vómitos
- Formación de abscesos o gangrena
- Inflamación moderadas de las glándulas mamarias, las cuales aparecen duras y en ocasiones ulceradas
- Dolor de mamas
- Anorexia
- Leche más viscosa
- Descargas mamarias hemorrágicas o purulentas
¿Cómo se hace el diagnóstico?
Una vez que nuestra gata presenta alguno o varios de los síntomas mencionados antes, deberemos de llevarla al veterinario lo antes posible. Allí le harán una citología de la secreción mamaria, un cultivo bacteriano de la leche y un análisis de sangre.
¿Cuál es el tratamiento?
Si se confirma el diagnóstico, lo que hará será administrarle antibióticos durante 2-3 semanas. Solo en casos de mastitis con gangrena se deberá de interrumpir la lactancia de los cachorros, y a la gata se le extirpará el tejido necrótico. En la mayoría de los casos el pronóstico es bueno.
De todas formas, lo mejor que se puede hacer para evitar la mastitis es castrando a la gata. Así se evitan, además, las camadas no deseadas y el celo.