Insuficiencia renal en gatos: síntomas, causas, diagnóstico y cuidados

  • Vigila sed, orina y peso: signos clave que delatan daño renal temprano.
  • Confirma con analíticas (creatinina, urea, SDMA), orina, tensión y ecografía.
  • Base del manejo: dieta renal, fluidoterapia y control de vómitos e hipertensión.
  • Prevención parcial: evita toxinas, fomenta hidratación y revisiones periódicas.

Gato triste

Uno de los problemas más serios que pueden tener los gatos es la insuficiencia renal o fallo renal, que es la incapacidad que tienen los riñones de realizar su trabajo de manera adecuada. Pueden tenerla prácticamente todos los animales, de modo que si tus peluditos ves que están tristes y que orinan más de lo normal, habrá llegado el momento de preocuparse.

Cuanto antes se haga un diagnóstico precoz más efectivo será el tratamiento y antes podrán recuperarse. Por ello, te explicamos todo lo que debes saber sobre la insuficiencia renal en gatos.

Mirada de gato
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Síntomas de insuficiencia renal en gatos

La insuficiencia renal es una enfermedad silenciosa. Cuando aparecen los primeros síntomas a menudo ya está afectado el 75% del riñón, lo que sumado a la capacidad que tienen los gatos de ocultar el dolor, supone un agravante. Así pues, hay que estar muy pendiente de cualquier pequeño cambio de comportamiento en los animales.

Los síntomas más frecuentes son:

  • Pierden apetito y peso: comen cada vez con menos frecuencia.
  • Aumento del consumo de agua: si beben más de lo normal, podremos estar casi seguros de que algo pasa con sus riñones.
  • Orinan más de lo normal: al beber más agua, van más a su arenero.
  • Vómitos: los vómitos son síntoma de muchas enfermedades, pero si lo hacen primero de forma esporádica y después cada vez más frecuentes, podemos sospechar que les ocurre algo.
  • Letargia: a medida que la enfermedad avanza, los gatos están más apáticos, tristes y sin ganas de nada.
  • Aliento con olor a amoníaco y halitosis urémica, con posible diarrea.
  • Pelo sin brillo, aspecto descuidado y pérdida de masa muscular.
  • Hipertensión que puede derivar en ceguera súbita y, en ocasiones, edemas.
  • Al inicio puede haber poliuria y polidipsia; en fases avanzadas, disminución o ausencia de orina (oliguria/anuria).
  • En enfermedad renal aguda: debilidad brusca, dolor abdominal, vómitos intensos, diarrea y, en casos graves, signos neurológicos.

Insuficiencia renal en gatos

Causas y tipos de enfermedad renal (aguda y crónica)

La insuficiencia renal puede ser aguda (de aparición rápida, en horas-días) o crónica (progresiva a lo largo del tiempo). Identificar su origen ayuda a orientar el pronóstico y el plan terapéutico.

  • Toxinas: ingestión de lirios y liliáceas, anticongelante (etilenglicol), pesticidas/insecticidas, metales pesados y medicamentos como ibuprofeno u otros fármacos nefrotóxicos.
  • Traumatismos y obstrucciones: golpes, caídas, fracturas de cadera o bloqueo urinario por cálculos.
  • Infecciones e inflamación: pielonefritis u otros procesos que dañan el parénquima renal.
  • Deshidratación severa, golpe de calor o insuficiencia cardiaca que reducen el flujo sanguíneo renal.
  • Predisposición genética y malformaciones: riñones poliquísticos (frecuente en persas y otras razas) y ciertas enfermedades congénitas.
  • Tumores que afectan directamente al riñón.
  • Alimentación desequilibrada, especialmente con exceso de fósforo.

La forma aguda requiere actuación inmediata y monitorización estrecha de la diuresis; la forma crónica es la más habitual en gatos de edad avanzada y progresa lentamente.

Diagnóstico veterinario y pruebas clave

Ante la sospecha, el veterinario realizará una exploración completa y recopilará información sobre posibles toxinas, cambios de conducta y antecedentes. Es fundamental medir la presión arterial y valorar el estado de hidratación.

  • Análisis de sangre: creatinina, urea (BUN) y SDMA para detectar daño renal temprano; evaluación de electrolitos (potasio, sodio), fósforo y posible acidosis.
  • Análisis de orina: densidad urinaria (capacidad de concentración), proteínas, sedimento y cultivo si se sospecha infección.
  • Imagen: ecografía y radiografías para ver cambios estructurales, cálculos u obstrucciones.

Con estos datos, el profesional puede clasificar el cuadro con los criterios IRIS (estadios I-IV) y diseñar un manejo individualizado para cada gato.

¿Cómo se trata?

Si tus gatos presentan cualquiera de los síntomas mencionados, es muy importante que los lleves al veterinario, con una muestra de orina. Allí, lo examinarán y le harán un análisis completo. En el caso de diagnosticarse la enfermedad, el profesional te recomendará hacerle un cambio de dieta, dándole un alimento bajo en fósforo y sal.

En casos agudos, suele requerirse fluidoterapia intravenosa para corregir desequilibrios de líquidos y electrolitos, monitorizar la producción de orina y tratar la causa subyacente (por ejemplo, intoxicaciones u obstrucciones). En enfermedad crónica, además de la dieta renal, se emplean fluidos subcutáneos cuando hay deshidratación o mala hidratación sostenida.

La dieta renal ideal aporta proteína de alta calidad en cantidad moderada, bajo fósforo (con posibilidad de usar quelantes de fosfato), bajo sodio si hay hipertensión, más hidratos de carbono y ácidos grasos omega-3 por su efecto nefroprotector.

Puede ser necesario darles vitaminas del grupo B, antioxidantes, potasio y ácidos grasos omega 3. Además, según el caso, se añaden antieméticos y gastroprotectores para controlar vómitos y náuseas, antihipertensivos (IECA o ARA) si hay presión alta, antibióticos ante infecciones, analgésicos para el dolor y manejo de la anemia (suplementos de hierro o eritropoyetina bajo control veterinario).

El seguimiento periódico con analíticas de sangre/orina, control de presión arterial y revisión del peso corporal es clave para ajustar el plan terapéutico y frenar la progresión.

¿Se puede prevenir?

Sí, pero no del todo. Darles una alimentación de calidad, sin cereales ni subproductos, ayudará a que todos los órganos del cuerpo funcionen de manera correcta durante muchos años. Sin embargo, no se puede evitar el envejecimiento, por lo que es muy aconsejable llevar a nuestros gatos mayores (a partir de 8 años) a que les hagan una revisión anual.

  • Mantén fuera de su alcance toxinas como lirios, anticongelante, pesticidas y fármacos humanos.
  • Fomenta la hidratación con agua fresca, fuentes y dieta húmeda de calidad.
  • Evita la automedicación; cualquier fármaco debe ser pautado por tu veterinario.
  • Controla el peso, el estrés y realiza chequeos con presión arterial, ecografía y analíticas cuando tu veterinario lo indique.

Gato triste

Detectar cambios sutiles, actuar con rapidez y seguir un plan de cuidados continuo marcan la diferencia: con un diagnóstico temprano, dieta renal, control de la presión y soporte sintomático, muchos gatos con insuficiencia renal pueden mantener una buena calidad de vida durante largo tiempo.

Esperamos que te haya sido útil  ..