Los gatos por lo general son animales fuertes, que no suelen tener enfermedades importantes; sin embargo, al igual que nosotros, ellos también son susceptibles de contraer múltiples patologías, como las que causan los hongos. Para que se recuperen lo antes posible, debemos de prestarles mucha atención y observarlos a diario, ya que cualquier pequeño cambio en su rutina puede ser un signo de que su salud se está debilitando. La detección temprana marca la diferencia.
Por este motivo, te vamos a contar todo lo que debes saber sobre los hongos en gatos: cómo se pueden contagiar, los síntomas que tienen, y mucho, mucho más. Al final sabrás cómo actuar, cómo evitar contagios en casa y qué medidas tomar para cuidar su entorno.
¿Cómo puede un gato acabar con hongos?
Los hongos son microorganismos que se reproducen de manera muy rápida; sin embargo, cuando nos damos cuenta de que nuestro querido peludo tiene estos microorganismos ya le han empezado a causar varios problemas que ahora veremos. Algunos gatos pueden ser portadores sin mostrar signos, y aun así diseminar esporas en el ambiente.
Hay dos maneras principales por las que puede infectarse, y son:
- Haber tenido contacto con un gato enfermo: ya sea que se haya apareado, que le haya lamido una herida, o que el gato enfermo le haya arañado. También por contacto con objetos contaminados como mantas, peines o rascadores.
- Contagio de madres a fetos: si la madre tiene hongos, éstos pueden llegar a los pequeños gatitos a través del cordón umbilical.
En cualquier caso, si nuestro peludo está enfermo tenemos que mantenerlo alejado del resto de animales de la casa, ya que la dermatofitosis o tiña, que es así como se llama la enfermedad producida por hongos, es muy contagiosa.
Además del contacto directo, el estado del sistema inmunitario influye mucho: gatitos, mayores, gatos con estrés, con enfermedades como FIV o FeLV y los de pelo largo son más vulnerables. La humedad ambiental y la mala ventilación también favorecen la proliferación de hongos en superficies y textiles.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas de la tiña son muy variados, y causan muchas molestias al animal infectado. Conocerlos e identificarlos es crucial para que pueda volver a su vida normal lo antes posible. Son los siguientes:
- Picor constante: se rascará mucho y a menudo, pudiéndose causar lesiones.
- Aparecen lesiones circulares en la cabeza, orejas y patas: causados por el hongo.
- La piel se descama: puede parecer como si el animal estuviera deshidratado.
- Puede tener lesiones en las uñas: su salud se debilita, de modo que sus garras pueden tener lesiones o romperse con facilidad.
- El gato tiene zonas en las que no le crece el pelo: ya sea de tanto rascarse o bien causado directamente por el hongo.
También es frecuente que las lesiones aparezcan en lomo, orejas, patas y cola, con piel seca y sensación pringosa. Si hay inflamación de la piel o de las uñas, el gato puede mostrar dolor al tocar la zona. Algunas levaduras, como Malassezia, provocan otitis externa con mal olor, enrojecimiento y exceso de cerumen en los oídos.
Tipos de hongos frecuentes en gatos
- Tiña o dermatofitosis (Microsporum canis, con menor frecuencia Trichophyton): causa alopecia circular, descamación y prurito. Es altamente contagiosa para otros animales y personas.
- Malassezia (levadura cutánea): produce caída de pelo, enrojecimiento, descamación, picor y puede causar otitis en el conducto auditivo externo.
- Criptococosis: se adquiere por inhalación de esporas en ambientes con excrementos de aves; cursa con estornudos, tos, sangrado nasal, inflamación facial y granulomas subcutáneos; en fases avanzadas puede afectar a ojos o sistema nervioso.
Diagnóstico de la tiña en gatos
Si nuestro gato tiene uno o varios síntomas de lo antes mencionados, lo primero que tenemos que hacer es acudir al veterinario lo antes posible para descartar afecciones como la dermatitis. Si lo dejáramos pasar, la vida del felino podría correr un serio peligro; de modo que es importante consultar con un profesional a la primera sospecha de enfermedad en el animal.
Una vez en la clínica o en el hospital veterinario, le harán una exploración física completa y un cultivo de hongos para saber, no sólo si están presentes en el organismo, sino también para determinar qué cepa fúngica es la que está causando la enfermedad.
Para afinar el diagnóstico, el veterinario puede emplear varias pruebas complementarias:
- Luz de Wood o luz negra: ciertas especies de dermatofitos fluorescen, aunque no todas lo hacen, por lo que no sustituye a otras pruebas.
- Tricograma y raspado cutáneo: permite valorar pelos y escamas al microscopio en busca de estructuras fúngicas.
- Cultivo fúngico: es la prueba de referencia para identificar el hongo; puede tardar varios días.
- Biopsia cutánea: en casos atípicos, ofrece información histopatológica útil.
Además, tras el tratamiento suelen realizarse controles de curación con cultivo o examen microscópico para confirmar que el hongo ha desaparecido.
¿Cómo se trata?
La enfermedad por hongos se trata con medicamentos antifúngicos que nos describirá el veterinario. Éstos pueden ser administrados por vía oral (pastillas), o bien por la vía tópica (cremas). En algunos casos, puede ser necesario combinar ambos tratamientos.
Hay que tener mucha paciencia, pues las enfermedades causadas por hongos lleva tiempo curarlas, por lo que es muy importante que nos comprometamos a seguir las indicaciones que nos haya dicho el profesional veterinario.
Para mejorar la eficacia, el plan suele incluir:
- Tratamiento tópico: champús, lociones o pomadas antifúngicas aplicadas de forma periódica. Facilita mucho el control cortar el pelo en gatos de pelo largo para que los productos penetren mejor.
- Tratamiento sistémico: antifúngicos orales cuando las lesiones son extensas, hay uñas afectadas o el tópico no es suficiente. Pueden presentar efectos secundarios, por lo que requieren supervisión veterinaria.
- Reevaluaciones: el profesional ajustará la pauta y la duración, que suele prolongarse semanas o meses, hasta obtener pruebas negativas.
Control del entorno y medidas de bioseguridad
Evitar reinfecciones es tan importante como medicar al gato. Las esporas pueden permanecer viables en el hogar durante mucho tiempo, incluso hasta 18 meses. Sigue estas pautas:
- Usa guantes para manipular al gato enfermo y lávate bien las manos después.
- Aísla al gato afectado de otros animales hasta el alta veterinaria.
- Aspira a diario alfombras, sofás y zonas de descanso del gato; elimina pelos y polvo.
- Lava textiles (camas, mantas, fundas) en lavadora con ciclos calientes cuando sea posible.
- Desinfecta superficies y objetos del gato (arenero, comederos, juguetes, cepillos) con productos fungicidas seguros para mascotas; consulta la dilución adecuada con tu veterinario.
- Desecha objetos muy porosos que no se puedan limpiar bien para reducir la carga de esporas.
No es recomendable usar remedios caseros sin indicación profesional, y jamás se debe compartir la medicación entre animales. El veterinario te dirá cuándo es seguro volver a una convivencia normal.
¿Se pueden evitar los hongos en los gatos?
No al 100%, pero sí, hay pequeñas acciones que podemos hacer para que nuestros queridos amigos estén lo más seguros posible.
- Alimentación: no hay nada como darle una comida de alta calidad (sin cereales ni subproductos) para que su sistema inmunológico pueda realizar correctamente sus funciones.
- Higiene: una buena higiene es fundamental para evitar, en gran medida, a los hongos. Por eso, debemos de quitar las deposiciones a diario, limpiar el arenero a consciencia una vez a la semana, y y mantener la casa limpia.
- Sol: siempre que sea posible, tenemos que exponer al gato al sol por la mañana o por la tarde, nunca durante las horas centrales del día. La luz solar es muy buena para la piel (si no se está expuesto durante mucho rato, claro).
Para reforzar la prevención, añade estas medidas: revisiones veterinarias periódicas, desparasitaciones al día, control del estrés y enriquecimiento ambiental. Si incorporas un nuevo gato al hogar, realiza una cuarentena preventiva hasta que lo examine el veterinario. Pide asesoramiento profesional sobre la posible disponibilidad de vacunas frente a dermatofitos en tu zona, ya que su uso no está extendido en todos los países.
Los hongos en la piel de los gatos pueden contagiarse a personas dependiendo del patógeno, especialmente la tiña, por lo que la higiene y el manejo adecuado protegen a toda la familia. Con una buena combinación de diagnóstico, tratamiento, control ambiental y prevención, la mayoría de los gatos se recuperan completamente en pocas semanas o meses. Esperamos que te sea de utilidad