El hígado es uno de los órganos más importantes del cuerpo del gato, y también uno de los que, una vez enferma, nos ha de preocupar más. Y es que, cuando falla, no es capaz de filtrar la cantidad necesaria de sustancias, tanto nutritivas como tóxicas, que se encuentran en el organismo.
Por este motivo, las enfermedades hepáticas son siempre un motivo de alarma. Una de las más comunes es el hígado graso en gatos, o lipidosis hepática. Para que sepas qué es y cuáles son los síntomas, a continuación te voy a contar todo sobre ella.
¿Qué es?
El hígado graso en gatos es una enfermedad hepática que aparece cuando el animal, normalmente obeso, come poco o deja de comer, y empieza a perder peso. Cuando esto pasa, el cuerpo envía las grasas que puede al hígado para que sean procesadas, pero a medida que el felino pierde más y más peso, el hígado va recibiendo cada vez más grasa y llega un momento en que no puede sintetizarlas todas.
Así pues, el gato se empezará a sentir muy cansado, falto de energía e inapetente. Pasará gran parte de su tiempo descansando, en un rincón, sin tener ganas de nada.
¿Qué lo causa?
Son varias las causas:
- Pancreatitis
- Diabetes
- Gastroenteritis grave
- Depresión/infelicidad
- No le gusta la comida que se le da
- Accidente o dolor en la boca
¿Cuáles son los síntomas?
Los principales síntomas de hígado graso en gatos son:
- Anorexia
- Ictericia (color amarillento en la piel)
- Vómitos
- Diarrea
- Deshidratación
- Apatía
Si sospechamos que el gato se encuentra mal, hay que llevarlo al veterinario lo antes posible.
¿Cómo se trata?
Cuando un gato tiene el hígado graso el veterinario le administrará fluidos y una alimentación líquida para que poco a poco vaya recuperándose. Y aún así, es normal que después de este tratamiento se niegue a comer, por lo que el profesional le pondrá una sonda gástrica por días o meses, durante los cuales el animal permanecerá ingresado.
Una vez en casa, habrá que darle un pienso bajo en grasas pero nutritivo y sin cereales.
Espero que te haya sido de utilidad 🙂 .