El gato africano es un animal muy parecido al doméstico; de hecho, si no fuera porque es muy esquivo y asustadizo, podría pasar fácilmente por uno de nuestros peludos. Pero esto tiene su razón de ser: la especie a la que pertenece, Felis silvestris lybica, es una de las variedades de las que proceden los peludos que vivimos en casa (Felis silvestris catus).
Esto significa que sí, el gato que vive salvaje en África es uno de los antepasados del felino que comparte el sofá con los humanos. Pero, ¿cuáles son sus características?
Origen y características
El gato salvaje africano o gato del desierto, es una de las primeras especies de gato que fue domesticado, algo que ocurrió en el Antiguo Egipto, hace unos 4000 años. Habita en las sabanas, estepas, bosques, etc. de África y de Oriente Medio.
Su cuerpo mide entre 45 y 75cm de largo, y su cola entre 20 y 38cm. Su cuerpo es musculoso pero ágil, y está protegido por una capa de pelo entre arenosa y amarillo-grisácea. Pesa entre 3 y 6,5kg.
Estilo de vida
Se trata de un animal depredador nocturno, que se alimenta de roedores principalmente, y de pájaros, reptiles, anfibios e insectos cuando no encuentra nada más. Al igual que todos los felinos, se aproxima a su presa intentando pasar desapercibido, y cuando la tiene a un metro de distancia la ataca.
Durante el día se mantiene escondido entre los arbustos, y si se siente amenazado, se le erizará el pelo para parecer más grande.
Reproducción
En la época en la que las gatas están en celo, los gatos van en su busca para aparearse, algo que pueden hacer varias veces durante el atardecer y amanecer. Una vez se quedan embarazadas, darán a luz a entre 3 y 7 cachorros al cabo de 56 a 69 días. Los gatitos nacen ciegos y sordos, y permanecerán con la madre hasta al menos los seis medes de edad.
Al cumplir el año, serán fértiles y podrán tener su propia descendencia.
Esperamos que hayas aprendido mucho sobre el gato africano 🙂 .