Son muchos los gatos animados que forman parte de los recuerdos de nuestra infancia, pero si hay uno al que se le tiene especial cariño es sin duda El Gato con Botas. Un simpático gato naranja muy astuto capaz de conseguir lo quiere gracias a la seguridad que le proporcionan unas simples botas.
Este no es, pues, un gato cualquiera, sino uno que entró en nuestros corazones y nos hizo reflexionar.
Origen de El Gato con Botas
El origen de este enigmático peludo se remonta allá por el año 1500, cuando el europeo Giovanni Francesco Straparola recopiló el cuento en su novela Las noches agradables. Más tarde, en 1634 lo volvió a contar Giambattista Basile en su libro llamado Cagliuso, y finalmente en 1697 Charles Perrault le dio una nueva vida en su libro Cuentos de mamá ganso.
El objetivo era lograr que tuviera un carácter que se pudiera parecer lo máximo posible al que tienen los gatos en la realidad. Y lo cierto es que hay quien opina que lo consiguieron. Veamos por qué.
Historia de El Gato con Botas
El Gato con Botas fue la herencia que le dejó un molinero a su hijo, llamado Benjamín. Para no pasar hambre, lo primero en lo que pensó fue en comérselo, pero resultó que este animalito era toda una caja de sorpresas, eso sí, sorpresas que sólo quedarían al descubierto si Benjamín le daba unas botas para que pudiera caminar por el campo sin hacerse daño en sus patas. El inteligente animal le prometió, además, que su herencia no sería tan pobre como él pensaba.
Así fue como empezó la aventura. Un nuevo Benjamín, al que el gato llamó Marqués de Carabás, empezó a confiar más en su compañero, el cual lo primero que hizo fue cazar un conejo y entregárselo al Rey en nombre del Marqués. Después, le regaló perdices y otros obsequios, siempre bajo el nombre del Marqués de Carabás con la intención de que mostraran interés por su dueño.
Al gato se le ocurrió que debía de salvar a la princesa del ogro para que todos, incluyendo él, pudieran tener una vida mucho mejor. Así que, ni corto ni perezoso, pidió audiencia con el monstruo. Los guardias, desconcertados, le dejaron pasar. Una vez que estuvo delante del ogro, le dijo que había escuchado que podía transformarse en cualquier animal. El ogro se sintió muy halagado, y fue entonces cuando el gato le pidió que se transformara en un animal muy pequeño, en algo como un rata o un ratón. El monstruo, para tratar de sorprender al felino, se transformó en roedor, y el peludo ¿qué hizo? Lo que hacen -casi- todos los pequeños felinos: cazarlo y comérselo.
Tras este suceso, la princesa pudo ser liberada y el castillo pasó a formar parte de Benjamín, el hijo de un molinero que creía que la mala suerte se había puesto de su lado el día en el que su padre le regaló un gato. ¿Quién lo iba a decir?
Análisis del cuento
El Gato con Botas es un cuento aparentemente infantil muy entretenido. Pero si lo analizamos en profundidad nos daremos cuenta de que, en realidad, es una historia que enseña justo lo que la moralidad nos dice que no debemos aprender: que gracias al engaño y a la mentira se consiguen beneficios más rápidamente que con el trabajo y el talento. Ahora bien, en la versión más moderna, podemos ver escenas en las que el gato saca su lado más social, cuando por ejemplo llega a un acuerdo con los campesinos que trabajan para el ogro que, si dicen que trabajan para el Marqués de Carabás, les librará de la crueldad de este malvado personaje.
También puede servir para que aprendamos una de las lecciones de vida más importantes: que a veces nos tenemos que dejar ayudar por alguien para seguir adelante. No todos los problemas los podemos solucionar nosotros solos, por lo que es recomendable aceptar la ayuda de las personas, especialmente si no estamos pasando por nuestro mejor momento. Está bien ser independiente, pero no estamos hechos de piedra 🙂 . Es muy nuestra la necesidad de expresar los sentimientos: no los reprimas. Si son negativos, siempre puedes redirigirlos practicando deporte o saliendo a dar una vuelta; y si son positivos… deja que inunden tu vida, tu hogar. Si tienes gato, verás como la convivencia con él se vuelve mucho más placentera.
Si bien hay quien piense que El Gato con Botas hace las cosas de una manera inadecuada, hay otros que opinan lo contrario. Sea como fuere, lo cierto es que este peludo de color naranja y mirada entrañable ha sabido cómo llamar la atención de muchos, tanto es así, que actualmente sigue siendo uno de los personajes animados más queridos.
¿Has visto alguna vez la película? ¿Qué te ha parecido?