El gato negro a veces ha sido admirado, y la mayor parte de la historia ha sido perseguido, ya que se creía que era el símbolo de la mala suerte. Años de domesticación han hecho que este animal tenga un carácter misterioso y muy especial.
No sabemos si aún lleva en sus genes el recuerdo de lo que debieron de pasar sus antepasados, pero… parece como si ahora disfrutaran al máximo con cada caricia que un humano le da.
Se conocen dos tipos de gatos negros, cuya diferencia principal radica en la forma del cuerpo. Así, tenemos al gato negro de raza común europea el cual tiene un cuerpo un poco más delgado y algunos pelos de color blanco, y a los de la raza Bombay que son un poco más anchos y completamente negros. Ambos, como buenos felinos que son, poseen un cuerpo atlético, diseñado para ser unos excelentes depredadores.
Los Bombay comenzaron su historia en la década de los 50 en Estados Unidos, cuando empezaron a cruzar gatos de la raza American shorthair y el Burmés. El nombre lo tomaron en honor al leopardo negro, el cual presenta muchas similitudes con este pequeño felino.
El carácter de los gatos negros llama mucho la atención, ya que mientras los hermanos de su camada pueden estar nerviosos o inquietos, ellos suelen estar más bien tranquilos, como si quisieran disfrutar lo máximo posible de cada momento de sus vidas.
También hay que decir que son unos excelentes compañeros y amigos. De hecho, se unen a su cuidador de una manera increíble, comportamiento por el cual podríamos decir que es más dependiente que otros de su misma especie, sin dejar de querer estar solo en determinados momentos por supuesto.
Si buscas un animal fiel que se siente contigo a ver la televisión o se acurruque a tu lado mientras lees un libro, cualquier gato negro adoptado de una protectora se convertirá en tu mejor amigo.
Sé el primero en comentar