Cuando tenemos un gato ciego, sordo, o al que le faltan algunas de sus patas, lo primero solemos hacer es preocuparnos y compadecernos de él. Es lógico. Esto nos hace ser humanos. El problema es que en esos momentos no pensamos en que este animal es mucho más fuerte y valiente de lo que nos imaginamos.
Por supuesto, no nos quedará otra que tomar algunas medidas para que sea feliz, pero los cuidados de los gatos discapacitados no son tan complicados como creemos que son. A continuación te decimos cuáles son.
No dejes que salga a la calle
Esto es, quizá, lo más importante. El gato discapacitado no puede salir a la calle, y menos aún si se vive en el centro de un pueblo o en una ciudad, porque si ya hay peligros para un gato no discapacitado, para uno que sí lo está el riesgo de que le pase algo grave es aún mayor.
Por este mismo motivo tampoco es buena idea dejarlo que salga al balcón, sobretodo si se ha quedado ciego o ya nació con ceguera. Es verdad que su sentido del olfato y del equilibrio están muy desarrollados, pero siempre, siempre va a ser mejor prevenir que curar.
Adapta tu casa a él
Adaptar la casa a un gato discapacitado significa ponerle el comedero y el bebedero en el suelo, en una habitación que tenga fácil acceso para él (es decir, que esté en la planta baja y cerca -pero no junto- de su zona para dormir) y que sea tranquila.
Además, es muy importante poner barreras o redes para bebés en las escaleras, muy especialmente si es un animal al que le falta alguna pata o es ciego. De esta forma evitaremos accidentes.
Dale mucho cariño
Lo necesita. Un gato discapacitado es un gato que necesita lo mismo que cualquier otro gato que vive con humanos: cariño, paciencia, y que le dediquen tiempo. Por lo tanto, debemos darle agua, comida, un lugar seguro donde vivir, y procurar que se sienta querido.
Puede que no nos sea fácil ver a nuestro peludo así, pero a medida que pasen los días iremos notando que él se va sintiendo bien, que hace vida más o menos normal.
Espero que te haya sido de utilidad.