Cuándo empezar a educar a un gato

Gato adulto de color blanco

El gato cuando llega a casa por primera vez puede que haya tenido la suerte de haber estado en una protectora de animales donde lo hayan cuidado con cariño, pero una vez que pasa a formar parte de una familia hay una serie de cosas que tiene que aprender, del mismo modo en que sus cuidadores tienen que respetar sus límites para que todo vaya bien.

Así pues, es importante saber cuándo empezar a educar a un gato, pues si no hiciéramos nada es probable que el hogar pasase a ser un lugar donde los problemas surgirían con mucha rapidez.

Lo primero y más importante que tenemos que tener en cuenta es que el gato es un miembro de la familia más. Con esto quiero decir que siempre debemos tratarlo respetando al animal (felino) y también a nuestro amigo (Félix, Susty, o como le hayamos llamado). Ambos (animal y amigo) forman un sólo individuo que tiene necesidades propias de su especie (arañar, maullar, cazar) y también las suyas propias (pasar más tiempo con un humano y no con los demás, tomar el sol por la mañana, etc.).

Si partimos de esto, el adiestramiento podrá empezar (y de hecho, debería hacerlo) el primer día que llega a casa. ¿Por qué? Porque es importante que el gato aprenda cuanto antes a que puede satisfacer sus necesidades tanto felinas como individuales en su nuevo hogar. Es por eso por lo que es preciso comprar rascadores y juguetes antes de que el animal pase a formar parte del núcleo familiar, pues así al pisar el suelo por primera vez sabrá (y si no, se le puede enseñar) que puede afilar sus uñas en el rascador y cazar juguetes.

Gato atigrado de color naranja

Independientemente de la edad que tenga, es necesario hacerle entender que no puede usar sus garras ni dientes para hacernos daño. Pero no con gritos ni malos tratos, sino son paciencia y golosinas. Cada vez que tenga intención de mordernos y/o arañarnos, lo que tenemos que hacer es detener el juego y esperar a que se calme para luego darle un premio.

Asimismo, si no queremos que se suba a la mesa, si vemos que tiene intención de subir le diremos »Quieto» (firme pero sin gritar) y le advertiremos con la mano que no puede subirse. Si se porta bien, le daremos una golosina; y si termina subiéndose, lo bajaremos y lo volveremos a intentar la próxima vez.

Hay que ser constante y repetir mucho, pero con el tiempo conseguiremos que el gato aprenda aquello que queremos que aprenda.


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