El cuerpo del peludo que vive con nosotros no fue diseñado para la vida en el interior. Su esqueleto, su musculatura, su instinto… todo es de un depredador; es decir, de un animal que caza a sus presas para luego comérselas. En lo que respecta al cráneo del gato, es una estructura muy, muy importante sino la que más.
¿Alguna vez has querido verlo? Si además te interesa saber cuáles son sus características y su función, no dejes de leer.
Cuando buscaba imágenes para incluir en este artículo, la verdad es que la mayoría de las que vi eran de muy mal gusto, de modo que decidí coger una de una radiografía:
Esta es la de un siamés adulto, en la que se puede distinguir las fuertes y cortas mandíbulas, los huesos que protegen al cerebro y los que forman el cuello, así como también se puede distinguir los de la nariz.
Si hablamos de su clavícula, esta no está unida a la articulación del hombro, sino que permanece independiente unida con los músculos. Así estos peludos pueden entrar en espacios muy reducidos.
El esqueleto de los felinos, como decíamos, es fuerte pero también ágil. Les permite llevar una vida de cazadores, que es lo que son, sin que sus órganos sufran por ello.
Para ir acabando, si tienes curiosidad, debes saber que la cantidad de huesos que poseen los gatos y la que tenemos nosotros es muy similar: 244 tienen ellos, y 204 tenemos los humanos. La mayor parte de estos huesos adicionales los tienen en la columna y en la cola, la cual está compuesta por entre 19 y 28 huesos dependiendo de la raza.
Como ves, los gatos son animales increíbles por fuera… pero también por dentro. Están perfectamente adaptados a la vida en el exterior siempre y cuando se trate de campo y no de ciudad. Lamentablemente, los bloques, el cemento y los vehículos lo están invadiendo todo, por lo que a menudo la decisión de no dejarlos salir es la más acertada.