¿Acaba de aumentar tu familia con un miembro peludo? Si es así, enhorabuena. Seguro que ahora te asaltarán muchas dudas con respecto a sus cuidados y demás, ¿verdad? Es normal. En el blog encontrarás mucha información sobre cómo cuidar de estos pequeños. En este artículo nos vamos a centrar en qué podemos hacer parar acostumbrar al gato a su nuevo hogar.
Así, el proceso de adaptación va a ser mucho más fácil para los dos: tanto para el felino como para ti.
Tanto si es un gatito como un gato adulto, los primeros días siempre van a ser los más complicados. Hasta hace poco estaba con su madre y hermanos, o en un recinto en un refugio. Hay que tener en cuenta que a estos animales no les gustan mucho los cambios, hasta el punto de que se pueden llegar a sentir mal físicamente por no saber cómo afrontarlos. Pero nosotros podemos (y debemos) ayudar a nuestro nuevo amigo.
Para ello, además de asegurarnos de que tiene comida, agua y juguetes, tenemos que empezar ya desde el primer día a dedicarle tiempo: jugaremos con él, le daremos cariño,… y también podemos aprovechar para enseñarle lo que puede y lo que no puede hacer, pero sin gritarle ni pegarle. Por ejemplo, si no queremos que se suba a la mesa o a la cama, no le daremos permiso para que lo haga y, en el caso de que nos lo encontremos subido, simplemente lo bajaremos con suavidad y le diremos un NO firme. Si más adelante ves que tiene intención de subir, enséñale tu mano abierta, como si hicieras la señal de STOP a un taxi, y dile NO. Con el tiempo aprenderá que no puede subirse.
Un gato recién llegado es probable que al principio se sienta tímido o inseguro. Pero si le damos un espacio donde pueda estar tranquilo y, sobretodo y lo más importante, creamos un ambiente confortable para él, no tardará en sentirse parte de la familia. 😉