Cómo hacer para que mi gato deje de ser agresivo

Gato enfadado

A veces nuestro peludo puede mostrar un comportamiento agresivo o violento si se siente atacado o acorralado. Por supuesto, la manera más eficaz de evitar que esto ocurra es entendiendo su lenguaje corporal y tratándolo con respeto y cariño, pero puede pasar que un día, sin más, nos muerda y/o arañe al acariciarle.

¿Cómo hacer para que mi gato deje de ser agresivo? Si tenemos esta duda, a continuación descubriremos por qué se muestra así y qué debemos hacer para que esté más tranquilo.

¿Por qué pueden ser agresivos los gatos?

Son varios los motivos por los que un gato, incluso hasta el más cariñoso, puede mostrarse agresivo:

  • Se siente acorralado: por ejemplo, cuando un segundo gato, perro o persona lo vigila mientras le tapa o cierra una posible salida.
  • Han invadido su territorio: el gato es un animal muy territorial. Cuando introducimos un segundo animal al hogar deberemos de presentárselo poco a poco para que no surjan problemas.
  • Ha sido maltratado: tanto si en el pasado ha sido víctima de malos tratos como si lo está siendo ahora (gritarle, obligarle a hacer cosas que no quiere, tirarle de la cola y meterle los dedos en los ojos, entre otros, son comportamientos que los humanos no tenemos que mostrar) el felino se mostrará muy irritable.
  • Tiene dolor: un gato que está enfermo o que siente dolor en alguna parte de su cuerpo puede mostrarse agresivo.
  • Es arisco por naturaleza: hay gatos que, simplemente, no les gusta el contacto humano aunque hayan vivido con ellos toda la vida. En estos casos lo mejor que se puede hacer es… no hacer nada.

¿Qué hacer para que deje de ser agresivo?

Además de lo que hemos comentado hasta ahora, hay que tener presentes varias cosas cuando adoptamos a un gato. Una de las más importantes y obvias es que no es un perro, es decir, no podemos pretender conseguir su confianza el mismo día que lo llevamos a casa. Para eso, primero tenemos que demostrarle que realmente lo queremos y que le respetamos. ¿Cómo? Muy sencillo: con latas de comida húmeda, con juguetes, y con caricias inesperadas (por ejemplo, cuando esté comiendo o distraído con algo).

Otra cosa que haremos será respetar su espacio y su forma de ser. Esto significa que no hay que tratar de cambiar su personalidad. Quiero decir, si es un gato al que no le gusta que le cojan en brazos, no lo haremos. Te puedo contar que uno de los míos es bastante arisco: no le gusta que lo sostengan e incluso puede llegar a gruñirme si lo hago por mucho tiempo (1 o 2 minutos); sin embargo, le encanta que le acaricien cuando está relajado en su cama. Todo es cuestión de encontrar el momento ideal para demostrarle lo mucho que le quieres.

No dejes que te muerda ni arañe. Esto lo tienes que tener muy presente. Del mismo modo en que tú no vas a maltratarlo, él tiene que aprender a no utilizar sus colmillos ni uñas para hacerte daño, aunque sea jugando. Por eso, desde el primer día que llega a casa debes de enseñarle a no hacerlo. En los enlaces te explico cómo lograrlo.

Castrar a tu gato antes de que tenga el celo (con seis meses más o menos) es una manera de conseguir reducir e incluso eliminar la conducta agresiva. Esta es una operación sencilla tras la cual el animal se recuperará con rapidez (a la semana en el caso de las gatas, y a los pocos días en el caso de los gatos).

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El respeto mutuo será lo que convierta vuestra relación en una amistad pura y duradera.


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