El gato persa es un animal considerado como gato aristocrático, y es que desde su origen siempre ha estado viviendo junto a reyes, princesas y a otros personajes de la nobleza. Nunca le ha faltado de nada, y eso es algo que ha acabado influyendo en su carácter. En efecto, es una de las pocas razas cuyo comportamiento es tan especial, que fácilmente podríamos distinguirlos de cualquier otro felino doméstico.
Si estás pensando en empezar a convivir con uno de estos maravillosos animales, sepamos cómo es el gato persa.
Características físicas del gato persa
El gato persa es un gato de tamaño mediano a grande. Tiene la cabeza redonda, el cráneo ancho y la frente redondeada. Sus pómulos son fuertes y prominentes. El hocico es corto, y el mentón fuerte y lleno. Los ojos son de gran tamaño, redondos y bien abiertos, están muy separados. La nariz es chata, y está situada justo a la altura de los ojos. Las orejas son pequeñas y redondeadas. El cuerpo es musculoso, redondeado, y robusto. Las patas son pequeñas y gruesas. La cola va en proporción con el cuerpo.
Este es un gato al que te encantará acariciar, ya que tiene un pelo abundante, largo, y sedoso. La cola es asimismo peluda. Pueden ser de un sólo color (negros, blancos, azules, chocolate, lila, rojo y crema), o de diversos colores.
Comportamiento del gato persa
Nuestro protagonista es un peludo muy casero y muy sedentario que disfruta pasar su tiempo descansando en el sofá junto a su familia. Es, pues, un compañero ideal para personas mayores o aquellas que vivan solas; también para personas de carácter tranquilo que disfruten dando cariño a los animales. El gato persa se derrite en tus manos cuando lo acaricias.
Si quieres saber más sobre esta hermosa raza, no te pierdas nuestro artículo especial sobre el gato persa.