Si bien no siempre es necesario ponerle un collar al gato, en según qué situaciones es muy aconsejable, ya que en él podremos engancharle su placa identificativa y, en caso de que se pierda, va a ser mucho más fácil encontrarlo. Así que si has decidido que quieres ponerle uno a tu peludo, es probable que te preguntes cómo elegir el collar para mi gato, ¿verdad?
Hay muchos diseños diferentes, pero en realidad sólo hay de 2 tipos. Vamos a analizar cada uno de ellos para que puedas decidirte por uno. Empecemos.
Collar de nylon
El nylon es un material suave, que no molesta en ningún momento al animal. Además, tiene la ventaja de que no pesa apenas nada, por lo que el gato, una vez que se acostumbre, se va a sentir como nosotros cuando llevamos un collar. Va a saber que lo lleva puesto, pero en ningún caso le va a impedir disfrutar de su día a día.
Hay de dos modelos diferentes: con cierre de seguridad y sin él, y a menudo te puedes encontrar que son también reflectantes, es decir, que brillan en la oscuridad. ¿Cómo elegir el más adecuado? Bueno, si tu gato va a salir al exterior, te recomiendo que le pongas uno con cierre de seguridad, ya que en el caso de que se quede enganchado, podrá deshacerse de él sin que su vida corra peligro. Pero si va a estar siempre en casa, le puedes poner uno con cierre normal.
Collar de goma
Si quieres ponerle a tu gato un collar de diseño, puedes optar por los collares de goma. Los hay de diferentes colores: rosas, rojos, azules… Tienen un cierre normal, y pesan un poco más que los de nylon, por lo que el animal lo va a notar más. Por este motivo, te recomendaría este collar si tienes un gato de gran tamaño, ya que si bien no pesan mucho, a los gatos que se quedan pequeños sí que les podría llegar a molestar.
En cualquier caso, elijas el que elijas, es muy importante que sea de buena calidad, pues a veces lo barato puede salir caro ya que les puede provocar alergias y otro tipo de molestias que pueden necesitar atención veterinaria. Además, es muy aconsejable que le quites el cascabel, pues el constante tintineo les puede llegar a provocar daños en los oídos, pudiendo acabar sordo.