La agresividad en los gatos suele suceder por miedo, dolor o como consecuencia indirecta del celo. No existen gatos peligrosos, sino más bien peludos que no han sido educados con respeto, o que no han tenido contacto alguno con los humanos (callejeros).
Cuando nos encontramos a un que se muestra visiblemente tenso, tenemos que saber cómo detener un gato agresivo de una manera en la que ni el felino ni nosotros acabemos mal.
Averigua la causa de su agresividad
Si queremos ayudarle, lo primero que tenemos que saber es por qué se muestra así. Las causas más comunes son:
- Miedo: de los ruidos fuertes (incluyendo música a todo volumen), de otro gatos y/o perros, de personas y/o de los movimientos bruscos que hayamos podido hacer sin darnos cuenta.
- Dolor: si ha sufrido alguna fractura, o si está enfermo puede sentir un dolor intenso en alguna parte de su cuerpo, de modo que si le acariciamos justo en esa zona puede reaccionar de forma agresiva.
- Celo: los gatos macho en celo tienden a mostrarse agresivos con otros gatos y personas.
- Estrés: si vive en un ambiente tenso, lo más normal es que tarde o temprano termine por mostrarse agresivo.
Ayúdale, pero no lo agobies
Un gato agresivo puede llegar a atacarnos, así que lo mejor que podemos hacer es dejarle su espacio para que pueda irse donde quiera. No le gritaremos, ni le pegaremos, ni mucho menos le obligaremos a estar en un sitio donde no quiere, sino que simplemente lo dejaremos estar. Sólo si siente dolor, lo cogeremos con una toalla, lo introduciremos en el transportín y lo llevaremos al veterinario lo antes posible.
En el caso de que esté estresado, podremos ayudarle con Feliway, que es un producto de feromonas sintéticas que le relajarán y le ayudarán a superar el estrés de forma natural. Pero si está en celo, la opción más recomendable es castrarlo, es decir, extirparle las glándulas reproductoras.
Así, podremos conseguir relajarle.