Cuando nuestro amigo peludo no se encuentra bien y el veterinario nos indica que necesita un medicamento, suele ser inevitable pensar que nos enfrentaremos a una tarea compleja. Esto es cierto, ya que los gatos cuentan con sentidos muy desarrollados que les permiten detectar incluso la menor alteración en su comida o rutina. Sin embargo, administrar la medicación adecuada es crucial para su pronta recuperación. Por ello, en este artículo te explicamos cómo dar un medicamento a un gato, abordando desde técnicas específicas según el tipo de medicación hasta consejos para minimizar el estrés tanto del gato como del cuidador.
Preparación emocional y entorno
Antes de comenzar con la administración del medicamento, es fundamental preparar tanto el entorno como nuestra actitud. Los gatos son muy sensibles al estado emocional de sus cuidadores. Si estás nervioso o apresurado, ellos lo detectarán y reaccionarán de forma negativa.
- Relájate: Inspira profundamente, mantén el aire 10 segundos y expúlsalo lentamente. Hazlo varias veces si es necesario. Las prisas y el estrés solo entorpecerán el proceso.
- Crea un ambiente tranquilo: Asegúrate de que no haya ruidos fuertes ni interrupciones que puedan alterar al gato.
- Prepara todo lo necesario: Dispón del medicamento, toallas o mantas para inmovilizar al gato si es necesario, y premios para recompensarlo al final.
Una vez que tú estés calmado y el entorno sea adecuado, dedica unos minutos a acariciar y tranquilizar a tu gato. Esto no solo lo relajará, sino que también creará una experiencia menos estresante para ambos.
Técnicas según el tipo de medicamento
Existen diferentes tipos de medicamentos para gatos, y cada uno requiere un método específico para su administración. A continuación, te explicamos cómo proceder según el caso.
Administrar pastillas
Dar una pastilla a un gato puede ser todo un desafío, ya que suelen ser muy hábiles para detectarlas y escupirlas. Aquí tienes varias técnicas:
- Método directo: Envuelve al gato en una toalla para inmovilizarlo. Sostén su cabeza con una mano y utiliza la otra para abrir su boca suavemente. Coloca la pastilla en la base de la lengua y cierra su boca. Masajea su garganta para estimular la deglución.
- Método indirecto: Si el método directo no funciona, prueba esconder la pastilla en su comida favorita. Puedes usar paté o golosinas diseñadas específicamente para esconder medicamentos.
- Uso de pastilladoras: Estos dispositivos facilitan la tarea al permitir colocar la pastilla directamente en la garganta del gato sin necesidad de meter los dedos.
Dar medicamentos líquidos
Los jarabes o soluciones líquidas suelen ser más fáciles de administrar. Para ello, utiliza una jeringa sin aguja:
- Llena la jeringa con la dosis indicada y sujeta la cabeza del gato ligeramente inclinada hacia arriba.
- Introduce la punta de la jeringa en el lateral de su boca, donde termina la hilera de dientes, y libérala lentamente para que el gato tenga tiempo de tragar.
Es importante evitar que la solución líquida entre de golpe para prevenir el riesgo de asfixia.
Gotas para ojos y oídos
Los medicamentos en forma de gotas pueden ser incómodos para el gato, por lo que es importante actuar con cuidado:
- Ojos: Pide ayuda a alguien que pueda sostener al gato mientras tú abres suavemente el ojo afectado. Aplica las gotas en el centro del ojo y asegúrate de que el gato parpadee para distribuirlas correctamente.
- Oídos: Coloca al gato en una superficie estable y sujeta su cabeza. Aplica las gotas en el canal auditivo y masajea suavemente la base de la oreja para facilitar la absorción.
Inyecciones
En casos donde se requieran inyecciones frecuentes, como tratamientos con insulina, tu veterinario puede enseñarte a administrarlas en casa. Esto suele hacerse en zonas con menos sensibilidad, como el pliegue de la piel en la nuca. Recuerda mantener siempre la calma y seguir todas las indicaciones del veterinario.
Consejos adicionales para el éxito
Más allá de las técnicas, existen algunos consejos que pueden facilitar la administración de medicamentos:
- Edad y peso: Asegúrate de que la dosis sea adecuada al tamaño y necesidades de tu gato.
- Premios como refuerzo positivo: Después de cada medicación, ofrece una golosina o caricia para que asocie el proceso con algo positivo.
- Frecuencia y horarios: Respeta los horarios indicados por el veterinario para garantizar la eficacia del tratamiento.
Administrar medicamentos a un gato puede parecer complicado al principio, pero con paciencia y las técnicas adecuadas, es posible garantizar su bienestar mientras fortaleces el vínculo con tu mascota. Recuerda consultar siempre con un veterinario si tienes dudas y utilizar métodos que minimicen el estrés para ambos.
Mi gata afortunadamente ahora está bien, no saca la lengua ni babea por la infección que tenía en la boca.
Al ser recogida de la calle es muy desconfiada, y no sé de dónde saca su fuerza, porque sus hijos con 5 meses algunos son más grandes que ella, pero para ser pequeña tiene mucha potencia.
El veterinario necesitó meterla en una especie de jaula que va estrechándose para inmovilizarla, y poder ponerle 2 inyecciones de calmante porque con una no era suficiente para tranquilizarla, y aún así para mirarle la boca tuve que sujetarla de las patas traseras.
Le puso una inyección de antibiótico, pero para darle nosotros las pastillas en casa, fue casi imposible.
Probé mezclando la pastilla triturada con varios tipos de comida, pero nada de nada, ni teniendo hambre. Se acercaba y al oler el plato se retiraba.
Decidimos hacer polvo la pastilla y mezclarla con apenas agua, para dársela con una jeringuilla (sin aguja) en la boca.
La cogí por el pescuezo para inmovilizarla, pero a la que le acercamos la jeringuilla a la boca, dio una sacudida con las patas traseras (el veterinario ya sabía de qué iba la cosa…) y mi marido se llevó un buen zarpazo.
Hicimos más intentos, yo la cogía por el pescuezo, le sujetábamos las patas traseras, pero era visto y no visto, hacia un retortijón, daba un bote y ya no estaba la gata…
Lo de envolverla con una toalla lo veo bien, sería lo más correcto. Pero con esta gata, primero la faena es cogerla (se deja acariciar pero no coger) y luego mantenla 3 segundos dentro de la toalla porque se vuelve loca, pero sigue siendo lo ideal.
Mi hija logró en un par de ocasiones y con mucha suerte, vaciarle la jeringuilla en la boca, a distancia aprovechando que la abría para “bufarle” .
En fin, menos mal que se ha curado. Le puse más verduras en su comida habitual y supongo que eso y las dos pastillas que logramos darle la han ayudado.
Me di cuenta antes de que empezara a pasar, que alguna lata que le daba le provocaba molestias y otras no. Como no sabía que le faltaban dos muelas, y por eso lo de la infección etc. creía que el paté se le quedaba pegado por algún hueco de la boca.
Consejo; si a un gato no le gusta una comida por muy buena que sea, no lo fuerces, o visitarás al veterinario tarde o temprano.
Vaya, qué carácter tiene jeje
Totalmente de acuerdo con lo que dices: si no le gusta la comida, es mucho mejor probar con otra hasta encontrar alguna que le guste.