El pelo del gato es una de las partes que más solemos admirar de este felino. Es brillante, de colores magníficos y, aunque el tacto puede ser suave o áspero, casi siempre lo veremos limpio. De hecho, sólo lo descuidará en el caso de que se encuentre muy enfermo o sea muy mayor, y cuando eso ocurra, tendremos que encargarnos aún más de su higiene.
Mientras tanto, para ayudarle y de paso evitar la formación de las terribles bolas de pelo en su estómago, a diario tenemos que proporcionarle una serie de cuidados con el fin de que su pelaje esté sano por dentro… y también por fuera. Por ello, te vamos a explicar cómo cuidar el pelo del gato.
Cepíllalo a diario
El pelo del gato es como el de los humanos: cada día se caen algunos y surgen otros. El peludo en su lengua tiene unos ganchos diminutos que le sirven para poder separar la carne de los huesos de sus presas, pero también para poder quitarse bastante pelo muerto. El problema es que en primavera y sobre todo en verano, se le cae bastante, por lo que al acicalarse se traga mucho más de lo habitual.
Para evitar riesgos innecesarios, es muy importante que lo cepillemos al menos una vez al día si tiene el pelo corto, o dos veces al día si lo tiene semilargo o largo. ¿Con qué? Con cepillo carda. Al terminar será muy recomendable pasarle el FURminator, que es un peine de púas rígidas especialmente diseñado para eliminar prácticamente todo el pelo muerto.
Trucos de técnica y adaptación: nunca cepilles a contrapelo; empieza por zonas que le gusten (barbilla, lomo) y alterna mano-cepillo para que lo asocie a caricias. Haz sesiones cortas con premios. En épocas de muda (primavera y otoño) aumenta la frecuencia, sobre todo en gatos de interior que no “pierden” pelos en matorrales como los de exterior.
Tipos de herramientas: carda para soltar pelo muerto, peine de púas anchas para nudos en mantos largos, peines de cerdas naturales para repartir aceites en pelos cortos y deslanadores tipo FURminator para subpelo denso (elige el tamaño según longitud de manto y peso). En gatos muy sensibles, prueba guantes de goma o cerdas suaves.
Salud y bolas de pelo: el cepillado reduce tricobezoares; acompáñalo con pasta de malta o dietas “hairball”, y ofrece hierba para gatos para facilitar la expulsión. Señales de alerta son tos sin resultado, vómitos frecuentes o estreñimiento; consulta si aparecen.

Aliméntalo de la mejor manera posible
Seguramente hayas oído decir alguna vez aquello de »somos lo que comemos». Pues bien. Esto es algo que también se aplica al gato. Si se le da una comida de alta calidad, rica en proteína animal y que esté exenta de cereales y de subproductos, podremos estar seguros de que tendrá un crecimiento óptimo, y su pelo brillará de salud.
Este tipo de comidas son más caras que las que podemos encontrar en los supermercados (un saco de 7,5kg puede costar sobre los 45 euros), pero la cantidad que hay que darle es mucho más baja, de modo que termina saliendo a cuenta .
Añade claves que marcan diferencia: las proteínas aportan aminoácidos esenciales como taurina, el omega-3 y omega-6 favorecen piel flexible y brillo, y minerales como zinc y biotina refuerzan el folículo. Considera incluir comida húmeda para mejorar la hidratación del manto y ajusta la ración a edad, actividad y estado corporal (el sobrepeso dificulta el autoacicalado).
Ante pelajes apagados, descamación o caída excesiva, revisa dieta y pide orientación veterinaria antes de introducir suplementos (aceite de salmón, biotina) para asegurar dosis seguras.

Si está enfermo o es mayor, pásale toallas húmedas
Un gato que esté muy enfermo o que ya es muy mayor y ha dejado de acicalarse con la frecuencia que lo hacía antes, necesitará que nos ocupemos de su higiene. En el caso de que no lo hiciéramos, podría llegar a empeorar hasta tal punto de que se abandonaría, incluso podría llegar a morir.
Por ello, es conveniente que le pasemos toallas húmedas en una habitación en la que hayamos puesto la calefacción. Si está muy sucio, lo podremos limpiar con un champú en seco para gatos. Luego lo cepillaremos para retirarle toda la suciedad.
Además, revisa con suavidad piel, orejas y zonas difíciles (ingles, axilas) para detectar nudos, caspa o heridas. Si hay enredos muy compactos, evita tijeras y acude a peluquería felina o veterinario para desanudado seguro; rasurados integrales no suelen ser necesarios y exponen la piel.
¿Bañarlo o no bañarlo?
Los gatos son muy limpios y normalmente no requieren baño. Puedes valorar un baño ocasional si hay dermatitis, sustancias pegajosas, dermatitis o suciedad notable. Usa champús específicos para gatos (pH adecuado, sin perfumes intensos), agua tibia, enjuague completo y secado minucioso. Si el agua le estresa, opta por champú en seco.
Evita productos para humanos y fragancias potentes. Un entorno tranquilo, superficies antideslizantes y sesiones breves reducen el estrés.
Parásitos y salud de la piel
Las pulgas y garrapatas irritan la piel y empeoran el pelaje. Revisa el manto con regularidad y aplica antiparasitarios felinos según recomendación veterinaria (pipetas, collares o sprays seguros para gatos). Evita compuestos peligrosos para felinos como permetrinas y sigue siempre las pautas del fabricante.
Si observas enrojecimiento, prurito, caspa o calvas, puede haber alergias, infecciones u otras patologías: consulta para diagnóstico y tratamiento.
Corte de uñas y cortes de pelo
Las uñas largas pueden engancharse en el pelaje y provocar tirones o heridas. Recórtalas con cortaúñas felinos, cortando solo la punta transparente y premiando después. Si no te sientes seguro, pide ayuda profesional.
En cuanto al manto, salvo situaciones concretas, no hace falta cortar; recortar ligeramente zonas problemáticas puede ayudar, pero evita rasurar y no recortes vibrisas (bigotes). Nunca intentes deshacer nudos con tijeras cerca de la piel.
Hidratación, descanso y estrés
Un gato bien hidratado luce mejor pelaje. Ofrece agua fresca y considera fuentes tipo cascada si bebe poco. Un lugar cómodo para dormir y un ambiente predecible reducen el estrés, que puede desencadenar sobreacicalado o abandono del aseo.
Acostúmbralo al cepillo con paciencia, integra el cuidado en momentos de calma y refuerza con juguetes y rascadores para enriquecer su día a día. En gatos sin pelo, limpia con paño húmedo y usa hidratantes aprobados por el veterinario.

Con estos consejos, el pelo de tu gato se verá limpio y sano. Mantén un cepillado adecuado a su tipo de manto, una alimentación rica en proteína animal y rutinas tranquilas; así reducirás nudos y bolas de pelo, protegerás su piel y reforzarás vuestro vínculo cada día.
