A lo largo de la historia, los gatos han estado rodeados de mitos y supersticiones que han influido en la forma en que los percibimos. Algunas de estas creencias han afectado negativamente su reputación, mientras que otras simplemente han contribuido a aumentar su misterio. En este artículo, desmentiremos algunos de los mitos más comunes sobre los gatos y revelaremos la verdad detrás de ellos.
1. Los gatos negros atraen la mala suerte
Este es uno de los mitos más antiguos y extendidos. Se cree que los gatos negros traen mala suerte, pero esta superstición no tiene ninguna base real. En diferentes culturas, estos felinos han sido símbolos de buen augurio. Por ejemplo, en Japón se les asocia con la protección del hogar y la buena fortuna. Si quieres conocer más sobre esta temática, puedes leer sobre curiosidades de los gatos negros.
2. Las embarazadas no pueden tener gatos
Muchas personas creen erróneamente que una mujer embarazada debe alejarse de los gatos debido al riesgo de contraer toxoplasmosis. Si bien esta enfermedad puede transmitirse a través de las heces de los gatos, el contagio es muy poco probable si se mantiene una higiene adecuada. Además, la principal fuente de infección es el consumo de carne cruda o mal cocida. Para mayor información sobre este mito, revisa [Mitos sobre el embarazo y los gatos](https://www.notigatos.es/mitos-sobre-el-embarazo-y-los-gatos/).
3. Los gatos siempre caen de pie
Aunque los gatos tienen un reflejo de enderezamiento que les permite girar su cuerpo en el aire y caer sobre sus patas, esto no significa que sean inmunes a las heridas. Un gato que cae de gran altura puede sufrir fracturas o lesiones internas graves.
4. Los gatos tienen siete vidas
Es cierto que los gatos son ágiles y pueden escapar de situaciones peligrosas, pero, como cualquier otro ser vivo, solo tienen una vida. La creencia popular proviene de su capacidad para sobrevivir caídas o situaciones difíciles. Si te gustaría explorar más sobre los mitos en torno a los gatos, te recomiendo leer sobre mitos relacionados con los gatos y el embarazo.
5. Los gatos pueden beber leche sin problema
A pesar de la imagen popular de un gato bebiendo leche, la mayoría de los gatos son intolerantes a la lactosa. Esto significa que el consumo de leche puede causarles problemas digestivos, como diarrea o vómitos. Para saber más sobre la leche y su relación con los gatos, puedes visitar el artículo sobre si la leche de vaca es buena para los gatos.
6. Los bigotes de los gatos son esenciales para su equilibrio
Si bien los bigotes de los gatos tienen una función sensorial muy importante, no son fundamentales para su equilibrio. Estos pelos especializados les ayudan a percibir su entorno y calcular espacios estrechos, pero su equilibrio depende en mayor medida de su sistema vestibular.
7. Los gatos esterilizados siempre engordan
La esterilización no provoca directamente el aumento de peso en los gatos. Sin embargo, tras la cirugía, su metabolismo puede cambiar y ser más propensos a la obesidad si no se controla su alimentación y ejercicio.
8. Los gatos son animales ariscos e independientes
Los gatos tienen una forma diferente de socializar en comparación con los perros, pero esto no significa que sean ariscos o que no necesiten atención. Muchos gatos forman fuertes lazos con sus dueños y disfrutan la compañía humana.
9. Los gatos pueden ver en la oscuridad total
Aunque los gatos tienen una vista mucho mejor que los humanos en condiciones de poca luz, no pueden ver en la oscuridad total. Necesitan al menos una pequeña fuente de luz para poder detectar su entorno.
10. Los gatos no necesitan baños
Los gatos son animales muy limpios y se asean constantemente, pero en algunas ocasiones pueden necesitar un baño. Esto puede ser necesario si tienen un problema en la piel o si se han ensuciado con alguna sustancia difícil de limpiar con su lengua.
Los gatos son animales fascinantes que han sido malinterpretados por muchas generaciones. Al conocer la verdad detrás de estos mitos, podemos comprender mejor a nuestros compañeros felinos y proporcionarles el cuidado que realmente necesitan. La clave está en informarse y educarnos sobre sus comportamientos y necesidades para lograr una convivencia feliz y saludable.