Una vez hayas ponderado los pros y los contras de tener un gato y estés decidido a seguir adelante, es vital realizar y tener en cuenta una serie de pasos antes de llevar el gato al hogar.
Primeramente un examen minucioso de su salud. Su manto debe de der sedoso y estar limpio y libre de parásitos. El estómago debe estar blando, sin bultos que puedan indicar la presencia de lombrices. Las orejas han de estar limpias, sin excesivas secreciones y parásitos, y los ojos, boca y nariz deben parecer sanos, mientras que la zona anal tiene que estar limpia.
Antes de separar a un gato del cuidado de su anterior dueño, es sensato hacer todas las preguntas posibles sobre su salud, lo que le gusta y lo que no. Esto le hará la vida más fácil una vez lo tengas en tu hogar, ya que la comida y los juguetes rechazados pueden resultar errores caros.
No hay que olvidarse de llevar la cartilla de vacunaciones y los certificados de pedigrí, así podrás conocer su historial médico y árbol genealógico. Si tiene vacunas pendientes, hay que ir al veterinario inmediatamente; no hacerlo no sólo puede costarle la vida al animal, también le impedirá poder dejarlo en una residencia si tiene que bajar de repente. Los dueños de residencias comprueban minuciosamente que las vacunas están al día, lo último que desean es que un gato contagie enfermedades a sus otros huéspedes.
Elegir cuidadosamente el momento de recogerlo, ya que sería acertado estar en casa todo el día, todos los días, al principio, para que su gato se adapte completamente a su nuevo entorno.
Y por supuesto antes de la llegada del gato al hogar hay que comprar todo el equipo necesario y juguetes, para que todo esté a mano para ayudar a que el recién llegado se sienta muy cómodo e integrado en el hogar lo antes posible.