Aunque es más frecuente en perras, las gatas también pueden tener un embarazo psicológico. Cuando no se castran o se esterilizan a los animales, cada vez que tengan el celo van a intentar reproducirse por todos los medios, y van a hacer lo que sea -insisto, lo que sea- para lograrlo, incluso mostrarse un poco agresivos o por el contrario huidizos con la familia.
En el caso de las hembras, a veces las hormonas le hacen pensar que han sido montadas, y que esperan cachorros, aunque esto no sea verdad. Pero, ¿cuáles son los síntomas del embarazo psicológico en gatas? Y, ¿qué se puede hacer?
Síntomas
Los síntomas pueden variar de una gata a otra y dependiendo de la »gravedad» del embarazo psicológico. Las hembras pueden aparentar estar embarazadas, ya que pueden experimentar cambios físicos, como la inflamación del abdomen, aumento en el tamaño de las mamas,… incluso hay algunas que producen leche. Pero también se producen cambios psicológicos, que son principalmente dos:
- Adopción de otro animal o peluche al que tratará como a un cachorro.
- Preparación del lugar para el parto.
¿Qué hacer?
Bueno, lo primero que hay que tener en cuenta es que no se trata de una enfermedad, sino de un desajuste hormonal. En casos leves, en los que la gata simplemente experimenta los cambios psicológicos pero hace vida más o menos normal, sólo habrá que quitarle el peluche que haya »adoptado» y se le irá pasando. Ahora bien, en casos más graves, en los que la gata realmente piensa que está embarazada y que incluso su cuerpo así se lo hace notar, necesitará ayuda veterinaria especialmente si las mamas producen leche, pues podría sufrir mastitis.
De todas maneras, hay que saber que el embarazo psicológico en gatas se puede evitar. Para ello, te recomiendo que lleves a castrar a tu amiga a los 6 meses de edad (o de los 8 si es de raza grande), antes de que tenga el primer celo. Así no tendrás que preocuparte 😉 .