El gato es un animal que oculta el dolor como pocos lo hacen. No lo hacer porque sí, sino para sobrevivir. Esconderlo es parte de su instinto de supervivencia puesto que si no lo hiciera, rápidamente un depredador mayor podría detectarlo y acabar con él.
Aunque en casa no tiene necesidad alguna de ocultarlo, el instinto no se puede modificar ni mucho menos eliminar. Está en sus genes, y seguirá estando siempre. Entonces, ¿cómo saber que un gato sufre?
El gato que ha sufrido un accidente o que está enfermo va a intentar por todos los medios seguir con su vida normal. Esto significa que, en la medida de lo posible, va a comer de manera habitual, va a caminar lo mejor que pueda,… en definitiva, va a mostrarse como siempre. Reconocer las señales de dolor en un felino es, pues, una tarea que no resulta nada sencilla.
Para que lo sea al menos un poco, tenemos que observar al animal todos los días: a qué horas come y duerme, cómo camina y maúlla,… Así podremos detectar cualquier detalle nuevo que nos pueda indicar que algo no va como debería de ir.
Señales de dolor en el gato
Las señales de dolor en el felino son las siguientes:
- Se mantiene escondido.
- Cambios en su comportamiento.
- Problemas para caminar.
- Pérdida de peso y/o de apetito.
- Deja de maullar o, por el contrario, lo empieza a hacer mucho.
- Pérdida de interés por la higiene personal.
- Deja de usar la su caja de arena.
Si detectamos cualquiera de estos síntomas, es importante que lo llevemos al veterinario lo antes posible, ya que puede que el gato haya estado escondiendo su dolor durante días.
¿Cómo ayudarle?
Una vez que el veterinario lo ha examinado y ha comenzado el tratamiento, en casa tendremos que proporcionarle un lugar tranquilo donde pueda descansar y recuperarse. En esta habitación tiene que haber una cama, comida y agua, y una caja de arena que tenga los bordes bajos. Así, poco a poco volverá a ser el que era.